“SI UNA JOYA NO COMUNICA, NO TIENE SENTIDO”
Romina Starosiliz es joyera y desde sus redes sociales asombra con sus obras en metal. Ahora, las afiliadas y los afiliados de PAMI tienen la posibilidad de realizar un taller guiado por la artista para sorprender y sorprenderse, pero sobre todo para crear y animarse a diseñar piezas únicas.
“El taller de joyería en pocos pasos es un espacio para el acercamiento al metal, el manejo de herramientas y la experimentación en la creación de piezas de joyería con alambre y cuentas”, presenta Romina Starosiliz su Taller de joyería en pocos pasos en diálogo con Comunidad PAMI. Para entender mejor de qué se trata, se pueden observar sus creaciones en sus cuentas de Instagram, Pinterest o Facebook. También pueden ver este video.
Serán cuatro clases grabadas desde su taller en Vicente López, un lugar cálido y simple. Cada encuentro se basará en una técnica y a medida que avance también avanzará la complejidad de los trabajos. En las cuatro clases se hará una gargantilla con cuentas, aros con ganchos y cuentas, espirales (terminaciones) y alfileres de gancho.
“Como en cualquier disciplina artística, los conceptos sobre el oficio son muy amplios. El que más identifica mi trabajo docente es el de la oportunidad de incorporar un oficio, entendiendo oficio como herramienta, como posibilidad”, explica. “La transformación del metal y la objetivación de una idea es la consecuencia de haber tenido acceso, puesto interés y esfuerzo en emprender este nuevo desafío”, invita además.
Romina crea a partir de sus ideas y también desde las que piden sus clientes. Hay quienes le mandan dibujos hechos por sus hijos que ella transforma en un collar espectacular. Puede ir también por el lado de los íconos de nuestra historia, como un hermoso señalador que tiene como protagonista a Eva Perón o las bombillas, que son una preciosura.
“A los afiliados y afiliadas de PAMI les diría que el juego con el metal y sus formas nos abre un mundo hermoso para explorar”, continúa. Y desmiente que se trate de un arte inaccesible: “El trabajo es sencillo y cualquiera puede hacerlo, las herramientas y materiales son fáciles de conseguir”.
El método que propone se adapta a la virtualidad. “A principio de la pandemia tuve que reemplazar las clases presenciales de joyería por clases virtuales. Felizmente, me llevé una sorpresa. No solo por la posibilidad de trabajar desde la comodidad y seguridad de las casas, si no también porque se le pudo brindar a personas de otras provincias la posibilidad de ser parte de este proyecto”. Y después: “No solo es una consecuencia de la pandemia, sino una forma de darle un sentido productivo al confinamiento”.
“Vengo de una familia en la que las manos eran el motor y la acción. Mi mamá es modista, mi abuelo era peluquero y mi papá amaba las herramientas. A los 17 años , por curiosidad, empecé desarmando un collar y nunca paré. Mientras estudiaba bellas artes, empecé también la escuela de joyería en el sindicato de joyeros. Era la única mujer en ese momento en el que la joyería no era una moda y tuve que aprender a hacerme mi lugar en ese ámbito”, se refiere a sí misma para que se entienda por qué siente tanta pasión por lo que hace.
Para Romina “lo más importante es el acto creativo, la creación es un espacio de nacimiento, es ver y pensar lo que otros y otras hacen de manera diferente. Si llegamos a plasmar ese proceso en una pieza, entonces, ¡misión cumplida!”.
“Intento unir los dos lenguajes: el plástico y el oficio. La joyería, como todas las disciplinas artísticas, es un lenguaje. Si una joya no cuenta, no habla, no comunica, entonces, no tiene sentido”, sintetiza.
Ingresá al taller de joyería en pocos pasos haciendo clic acá.