“Hablar de sexo es tabú a todas las edades”
La actriz y directora teatral Elvira Onetto opina, en charla con Comunidad PAMI, que en esta sociedad capitalista “la mayoría de los viejos la pasan mal”.
En este momento…el mundo está en un momento tan… ¿salvaje? ¿Será salvaje la palabra? No. Tal vez sea inhumano. Se vive mal. La cultura de lo descartable, la valoración de lo veloz, la acumulación de la riqueza, el desprecio por la naturaleza, están acelerando un apocalipsis que nos parecía muy lejano. Cada vez tendremos peor calidad de vida. El agua y el aire se contaminan, prosperan los virus y las enfermedades. En ese sentido me alivia pensar que no veré lo peor. No es cierto que hay que salvar al planeta, el planeta se salvará pero la vida de los humanos no será posible. Tenemos que plantearnos cómo salvarnos a nosotros como seres humanos.
¿Ves conciencia, en ese sentido, en los jóvenes?
Hay muchos movimientos de jóvenes que se mueven para frenar tanta crueldad. Creo que la esperanza está en los jóvenes porque de ellos será el futuro, y particularmente en las mujeres, que son la esperanza del mundo. La mujer siempre tuvo un contacto con lo primitivo y con la vida, y al estar desde siempre sometidas por el patriarcado entienden y se identifican con la la tierra como un cuerpo explotado, degradado y maltratado. Por éso , desde siempre lucharon, luchan y lucharán para que esto cambie. Para que la vida en el planeta no se termine. Y hacer un mundo mas humano. Y entre todo, los viejos quedan en la indefensión. El PAMI, con deficiencias y todo, hace un gran labor. Tiene un sistema de salud que está bastante bien, pero nadie te enseña cómo prepararte para la vejez.
¿Entonces?
Eso es lo interesante: cómo prepararse para transitar lo mejor posible la vejez. Pero hay que diferenciar las vejeces, algunos son mas afortunados, pero la mayoría han hecho laburos duros toda su vida y llegan a viejos hechos percha. Un obrero, las mujeres que trabajan sin parar, afuera y en su casa. Los cuerpos se lesionan. Entonces no es igual para todos cómo se llega a viejo. Por eso es injusto pensar en la vejez como una sola cosa. Me refiero a lo físico. En lo psíquico es más misterioso el por qué se es feliz . La felicidad no tiene que ver con la vejez, ni con tener dinero, estar solo acompañado, ser flaco o gordo, o ser lindo o feo.
¿Asusta la idea de la muerte?
Yo recomendaría a los viejos pensar lo menos posible en la muerte, porque ¡nos vamos a morir igual! Recomendaría pensar en cómo vivir la vejez, no cómo prepararse para la muerte. En ese sentido se puede reflexionar en relación a pensar las cosas otra vez. Los deseos, por ejemplo. Y si se puede, cambiar hábitos y encarar otras actividades Lo que te gustaba antes tal vez ahora no te resulta placentero.
¿Cuál es tu situación, Elvira?
Estoy jubilada con una mínima, pero no dejé de trabajar. Actúo, dirijo, doy clases. No hubo un cambio sustancial entre estar y no estar jubilada. Pero hoy, después de la pandemia y con esta edad que tengo, elijo más lo que hago y disfruto de las cosas elementales. Mirar algo bello, escuchar algo que me guste. Estoy más conectada con lo sensorial, con la contemplación y por supuesto con la lectura. Otra cosa que valoro mucho es que no tengo apuro por nada. He vivido apurada. Cuando tenes un hijo, marido y una casa y un trabajo vivís a mil, siempre estás como debiéndole algo al tiempo. Ahora no hay marido y el hijo es independiente. Me debía no estar apurada. Andar más lento no sólo en lo físico sino en todo. Estar apurados es horrible. Disfruto perder el tiempo, cosa que nunca había hecho, influida por esa cosa de producir. Producir, producir, producir todo el tiempo. Quiero decir también que la paso mal y sufro muchas veces. no es posible la felicidad completa.
¿Cómo es tu casa?
Mi casa es genial para mí, una sencilla pero muy cálida planta baja en un barrio silencioso, Boedo. La compramos con mi marido (el actor y músico Fernando Llosa, fallecido en 2010) Soy viuda desde hace 12 años. En un momento pude hacer una terraza a la que le da mucho el sol. Me encanta el sol, el aire libre y la naturaleza, es mi lugar en el mundo. Con mi marido plantamos un árbol en la vereda, y creció tanto que ahora da sombra en la terraza. A ese árbol lo aprovecho mucho ahora que tengo el privilegio del tiempo libre. Veo en él el paso de las estaciones, todos los días va cambiando. Me siento acompañada por su devenir.
¿Sos de aquellas personas que pueden darse gustos económicos en la vejez?
Ahora algunos sí, pero como soy una artista independiente corrí la coneja tremendamente. Compramos la casa gracias a la ayuda de una herencia y un dpto. que tenía Fernando pero después no podíamos pagar los arreglos, se acumulaban las cuentas, prosperaban las goteras. Con el paso del tiempo laburé en proyectos mejor remunerados, hice muchas giras internacionales, algo en teatro oficial, cine y tv, siempre gracias al teatro.
Vengo de una familia de clase media de las de antes, cuando se podía comprar una casa a veinte años por el Banco Hipotecario. No nos faltó ni sobró nada. Y en la juventud laburé de muchas cosas, fui artesana, niñera, empleada de un negocio de cocinas…
Pertenecés a esos actores del denominado teatro independiente.
Nunca apunté a hacer “una carrera”. No necesité ni quise hacer concesiones. Siempre elegí o acepté hacer proyectos que me gustasen. Siento orgullo por todo lo que hice, y pude hacerme una trayectoria, aunque sé que no me conoce casi nadie. Sí en el ambiente, pero no soy mediática. Soy bastante vergonzosa abajo el escenario pero actuando todo pudor desaparece. Prefiero no ser reconocida en la calle o el colectivo. Prefiero el anonimato.
¿Qué te significa este lugar, El Camarín de la Musas?
Acá actué, dirigí y doy clases. Fui la primera en dar clases acá. Esto abrió en el 2001, 2002. En medio del desastre total del 2001. Y les fue muy bien. Sacando los dos años de pandemia di talleres todos los años. El camarín es un poco como mi segundo hogar.
¿De qué manera trabajás, en cuanto a edades, con tus alumnos?
No divido por edades a mis grupos de trabajo. A veces tengo jóvenes de 20 y adultos de 80 años, pero juntos. En teatro no podes separar los temas por edades. Sería aburrido y limitado. Creamos con todo lo que existe.
Hace poco diste una entrevista con un diario y hablaste de sexo, lo que generó cierta repercusión. ¿Por qué el sexo es tabú en la vejez?
Tal vez porque lo que se considera sensual y apetecible es solamente la belleza hegemónica, es lo que vende. Pero es falso, se puede disfrutar hasta el último día de tu vida. Yo hablé de que clítoris no pierde sensibilidad y es una buena noticia para las mujeres dentro del panorama de achaques que supone la edad. Pero en general hablamos poco de sexo, hablar de sexo es tabú en todas las edades. Ni en terapia se habla de sexo. No se habla. En el mejor de los casos hablas con tu pareja y es natural, tiene que ver con la intimidad, pero sería bueno poder preguntar, informarse, por ejemplo para derribar el tabú de la erección masculina, la erección no es lo más importante para satisfacer a una mujer y es un error creer que si no hay erección no puede haber sexo. El sexo puede mejorar a medida que pasa el tiempo, te conoces más, perdés ciertos pudores. Y, si como yo, no tenes pareja, hay muchas maneras de arreglarse para pasarla bien.
¿Cómo estás, a tus 70 años, en lo físico?
Siempre trabajé con mi cuerpo. Hice danzas, gimnasia, yoga. Intenté mantener la figura y el buen estado físico. Me gusta moverme, camino en vez de tomar el colectivo y si estoy cocinando y aparece música en la radio me pongo a bailar. Me miro todos los días al espejo, de adelante y de atrás. Cuando veo algo que no me gusta trato de corregirlo, aunque cada vez es mas difícil. Además, tengo un sistema digestivo un poco delicado, por lo que no me puedo zarpar con las comidas. Me encanta comer. Ese es otro de los placeres en la vejez, y si sos moderado se puede comer un poco de todo y disfrutar. Se puede comer riquísimo y sano. Pero insisto en que soy una privilegiada, el problema es cuando no tenés qué morfar. Es fácil decir que hay que comer bien, pero cuando no podés elegir qué comer, resulta casi ofensivo.
PERFIL
Elvira Onetto cuenta que desde chica le gustaba bailar. A los 17 estudió danza con María Fux. Pero fue Perla Stoppel quien, en sus clases de expresión corporal, le sugirió que prueba con el teatro. Desde entonces, no paró. En 1975 empezó a actuar y desde 1999 también a dirigir. Cine, televisión, teatro. Tuvo compañeros -tanto de elencos como maestros- de primer nivel. Algunos de ellos, Mario Pacho O»Donnell, Eduardo Pavlovsky, Laura Yusem y Norman Briski.