El placer de nada por una causa social
Ricardo Capdevilla tiene 62 años y acaba de convertirse en el primero en nadar en Lago Escondido, epicentro de un conflicto nacional.
A sus 62 años, el contador y nadador Ricardo Capdevilla vivió el que tal vez sea uno de los momentos más gratificantes de su vida: en el marco de una causa social, se convirtió en el primer argentino que cruzó a nado el Lago Escondido.
El 31 de marzo cumplirá 63; pasa al menos dos horas diarias en la pileta. Cada tanto emprende algún viaje que le resulta un desafío. Este fin de semana (11 y 12 de marzo) nadó los 88 kilómetros de la tradicional prueba de aguas abiertas Hernandarias – Paraná, en Entre Ríos. Recorrido no apto para cualquiera. “Estoy convencido de que ejercer una disciplina con cierta regularidad hace que uno tenga un mejor estado de salud, además de vitalidad. Y otra cosa: los proyectos. Uno se siente activo cuando tiene una cierta cantidad de proyectos. Los proyectos te mantienen vital. Hay jóvenes viejos y hay viejos jóvenes”, le dice Capdevilla a Comunidad PAMI desde el escritorio de su oficina del centro de Buenos Aires.
Capdevilla entrena desde chico. Cuando tenía 9 años sus padres los llevaron a practicar natación en el Club Comunicaciones por recomendación médica. “Un problema nasal”, sintetiza. Desde entonces siguió con los deportes acuáticos. Incursionó en el water polo y volvió a la natación. A fines de los 80, casado y con hijos en el horizonte (tres hijas), la falta de tiempo y el trabajo hicieron que dejara de nadar. “Casi quince años sin hacer deportes”, lamenta. Hasta que en en tiempos de la crisis de 2001, separado, volvió a la actividad física. “Empecé a correr porque era lo más barato”, sonríe. Enseguida, el regreso a la natación y el interés por el triatlón. El Río Uruguay, el Paraná. Así hasta que cumplió los 50. “Para ese cumpleaños me hice un regalo hermoso. Un viaje a la isla de Capri. Nadé en un lugar paradisíaco, inolvidable”, recuerda.
Esa es su historia deportiva mirada con cierta rapidez. Ahora vamos a pasar a otra historia, aquella que tiene que ver con una causa social. La de Lago Escondido.
Lugar paradisíaco, Lago Escondido queda en la zona cordillerana de Río Negro. Es de todos y de todas pero lo usufructúa el empresario inglés Joe Lewis. Bajo el nombre de Hidden Lake S.A. (Lago Escondido, en inglés), se construyó allí una mansión, un centro de convenciones y centros deportivos. También hipódromo, cancha de fútbol, de básquet y de tenis, un kartódromo, gimnasio, establos, cabañas… Imaginen. Hermoso.
El lago es transparente; la situación, turbia.
El tema es que mientras se investiga qué pasa en esa zona, un grupo de manifestantes realiza lo que se conoce como Marcha Federal por la Soberanía Nacional. Con la que se hizo en febrero, van siete. Esta vez 60 personas se movilizaron para visibilizar la situación. Entre ellos, Capdevilla. La pasaron mal. Los hombres de seguridad de Lewis les dejaron quedarse en una distancia de apenas 5 metros entre las aguas y lo que consideran propiedad del empresario. Les pusieron música e hicieron diversos ruidos para que no duerman, además de luces potentes, durante toda la noche.
En el día, en cambio, los manifestantes quedaron expuestos al insoportable sol del verano. Las ampollas en las piernas de Capdevilla dan cuenta de las consecuencias. “Vivimos violencia psicológica. Lewis fijó el límite de manera arbitraria como propiedad privada. Nos dejó sólo 5 metros de costa para acampar. Nuestra posición siempre fue la de no confrontar”, dice Capdevilla, quien participó de esta marcha por tercera vez. Y agrega: “Hay caminos que Lewis dice son públicos pero son imposibles de transitar. Con lugares incluso en los que hay que escalar. Se necesita cierto estado físico. Es imposible que un lugar así sea considerado para cualquiera”.
Dentro de ese marco violento que incluyó una retirada con golpes y ataques de caballos ante la mirada pasiva de la policía local, Capdevilla vivió algo inolvidable al nadar los 9 kilómetros del Lago Escondido en dos etapas. La primera hasta la isla de Los patriotas y desde allí la segunda. Fue el único que nadó. Sus compañeros lo atravesaron en botes. Hasta los empleados de Lewis lo aplaudieron a manera de reconocimiento. Pero Capdevilla no se queda ahí. “Lo que más me interesa, e incluso más que mi logro, es la causa social. Reivindicar que el lago es de los ciudadanos y no algo privado”, afirma. Y anuncia: “Vamos a volver hasta que se abra el camino de Tacuifí”.
El camino de Tacuifí es parte del litigio. Desemboca en la mansión de Lewis. La Justicia ordenó que se abra. La sentencia ahora está firme, pero hay una confusión: las partes entienden que no está aclarado el lugar físico. Este tema puntual podría resumirse con el siguiente texto del periodista Martín Belvis, en el diario local Río Negro: “Compró a la familia Montero (que habían llegado allí desde Chile décadas antes) las tierras que rodean al lago Escondido en 1996 a través de una empresa argentina y con la ayuda de su hombre fuerte en Argentina, el barilochense Nicolás van Ditmar. La operación fue denunciada por irregular en la Justicia; los fiscales acusaron a los compradores y a los funcionarios nacionales y provinciales que permitieron la venta de esta enorme porción de tierra en zona de frontera a un extranjero, mediante un ardid porque apenas la operación se cerró la estancia pasó a manos de Hidden Lake. La Cámara Federal de Casación Penal decretó el cierre de esa causa por prescripción, aunque hay esperanzas (no muchas) de que la Corte Suprema la reabra”.
Así que acá estamos. Por Capdevilla contamos esta historia que es un poco la historia de esa parte del país. Capdevilla no está solo en su reclamo. A quienes viajaron con él hacia el sur, se les sumaron alrededor de 600 personas que apoyaron el reclamo.
No es lo mismo nadar después de un buen descanso que tras días de caminatas con mochilas de 32 kilos y casi sin dormir. Sin embargo, ahí estaba Capdevilla, dispuesto a meterse en aguas de 16 grados y con oleaje complicado. Si esta vez nadó 9 kilómetros en dos tramos, la próxima los nadará de un tirón. “Es mi asignatura pendiente, así que voy a volver”, le asegura a Comunidad PAMI. Y los ojos le brillan.
Más información sobre el tema:
https://www.telam.com.ar/notas/202302/618960-lago-escondido-marcha-agresiones-lewis.html
https://www.pagina12.com.ar/521144-finalizo-marcha-a-lago-escondido