APROVECHO LA CUARENTENA PARA ESCRIBIR
La cantante y también actriz extraña sus paseos, pero encontró el modo eficaz de reemplazarlos: muchos amigos al teléfono, lecturas, televisión y palabras volcadas en un papel, que de a poco van atesorando sus memorias.
“La mejor manera que encontré para sobrellevar la cuarentena es escribir y escribir”, cuenta la cantante Susana Rinaldi desde su departamento del porteño barrio de Belgrano, donde además aprovecha para ver televisión y leer.
La escritura es la herramienta principal que encontró en estos tiempos en los que extraña su costumbre de pasear por el barrio a reflexionar. En la escritura vuelca sus memorias: “Antes de que me olvide de todo”, aclara con un buen humor notable. “84”, sonríe y dice cuando se le pregunta la edad. Viajante del mundo, no se resigna al encierro de casi dos meses. Por el contrario, suma hábitos para dar pelea. El teléfono y las video-conferencias son vitales para comunicarse con sus hijos, nietos y con su hermana. También para hablar con “amigos notables”, como los destaca.
“Desde la actriz que fui y la cantante que sigo siendo decidí entusiasmar a cada persona con la que hablo o que me escucha. Eso es lo que me da la facultad de no dejarme caer”, resume.
La compañía de Milagros
Físicamente la acompaña Milagros, a quien conoció a mediados de los 90. Con ella puede hacer frente a la soledad, de la que también escapa gracias a quienes la llaman interesados por sus días. “Agradezco esa generosidad”, remarca. Y después: “Esa gente ha hecho hasta lo imposible para que sienta que están cerca. Que estamos cerca”. Se refiere a llamados que llegan no solo desde distintos puntos del país sino también desde Europa, donde también plantó las banderas de la amistad.
“Esas charlas me acercan. Porque la cuarentena hace que una se sienta lejos de las cosas que en algún momento tuvo cerca. Nunca estuvimos preparados para una cosa así. Siempre vivimos con el otro. Estar solos, no poder mediar con el otro, es algo inesperado”, analiza. “Porque nosotros necesitamos conversar, saber qué le pasa al otro, en qué anda. La falta de esas costumbres me tiene mal. Andá a saber por qué llegamos a esto”. Y enseguida se responde: “Estas cosas, como el coronavirus, llegan porque nosotros las facilitamos”, suelta para recordar que la mano del hombre no deja de dañar al hombre. “¡Qué momento!”, suspira.
En estas horas su lectura es una biografía de Katharine Hepburn, artista emblemática del Hollywood de tiempos dorados. “Me duele un poquito recordar todo lo que le pasó. Como sus enfermedades. El libro está dividido en lo que pudo ser y lo que alcanzó a ser, a pesar de. Cuando pienso en ella pienso también en las ganas que tengo de recuperar momentos”.
Rinaldi destaca que las enfermedades que padeció la actriz que recelaba su vida personal no la detuvieron. “Eso es lo que destaco de Hepburn. Que nunca dejó de hacer cosas más allá de padecer una dura enfermedad. Tenía un gran encanto. Siempre la tengo presente. Sobre todo por sus ganas de vivir”.
LA CUARENTENA EN TRES RESPUESTAS
¿Qué es lo primero que harás al salir de cuarentena?
Ir a la calle. No me para nadie. Voy a disimular que no puedo caminar bien, pero siempre tendré a alguien que me acompañe cuando salga.
¿Qué aprendiste de la cuarentena?
Lo esencial es que aprendí a esperar. Soy una persona que cuando se compromete, se compromete. Y desde ese compromiso siempre estoy apurada. Ahora me apuro para escribir porque la memoria me lo reclama. No quiero olvidar palabras esenciales. Por eso escribo para quienes alguna vez vayan a leer. Escribo cosas mías. No la chismografía, la cosa barata.
¿Qué opinás de la respuesta de la sociedad durante la cuarentena?
Voy a hablar de un grupo de gente: no puedo contestar por todos. Pero en algo respondemos igual, o casi, que es lo mismo. Acá hay una palabra a la que no le podemos encontrar adjetivo: esperar. Porque cada uno al que le preguntás te responde: “esperando”. Pero a la vez eso deja para siempre un sello de tranquilidad. Y estamos en eso de no saber qué va a pasar.