MIKE AMIGORENA,
EL ACTOR DE LOS MIL PROYECTOS

Polifacético y muy creativo, aprovechó esta cuarentena para poner en marcha varias iniciativas, incluso una de cocina. Sin embargo, lo que más lo tiene entretenido es ver crecer a su beba Miel y lo que más extraña es “Jubilandia”,  que le permite llevar música a las personas que viven en las residencias de larga estadía.

Mike Amigorena comparte su vida en cuarentena con su pareja Sofía y la hija de ambos, Miel de cinco meses. “Con mi mujer estamos abocados a su crecimiento. Estamos felices y bastante entretenidos en esa misión”, cuenta a Comunidad PAMI.

El actor utiliza su hogar como teatro de operaciones para sus múltiples y diversos proyectos: Por ejemplo, desde su computadora realizó un “streaming”, un show que se transmite en vivo y en directo por una plataforma electrónica, de su segundo disco solista “Daä». 

“En teatro el año que viene voy a hacer la reposición de ART, aquella obra que protagonizaron Ricardo Darín, Oscar Martínez, Germán Palacios en los años 90. Además acaba de presentarse en el canal CineAr una película de la que fui parte, La casa acecha”.

Pero sus proyectos trascienden la música y la actuación y anda por estos días pergeñando un proyecto de cocina: “La idea es ir a cocinar a la casa de la gente, es una iniciativa hermosa, mi idea es hacerlo todo el año próximo”.

Post cuarentena Mike Amigorena continuará haciendo “Jubilandia”, un proyecto  artístico solidario en las residencias de larga estadía que realiza junto a dos amigos, los músicos Gerardo Chendo y Andrés D’ Amado. 

 “La idea es acompañar y agradecer a nuestra gente mayor todo lo que hicieron por nosotros. Porque, entendemos, que nosotros somos gracias a ellos. Lo hacemos acompañándolos, cantándoles canciones de todos los tiempos; aunque, en verdad, los temas que más enganchan son Mi Buenos Aires querido y Luna Tucumana”. 

Mike dice que cuando empiezan los primeros acordes la sala se llena de emoción. “Porque la música los conecta con la realidad y con su memoria”, piensa. 

“Jubilandia surgió a partir de la necesidad que teníamos, cada uno de nosotros, ya que las mamás de dos integrantes del trío residen en geriátricos. Gerardo y Andrés iban, en un principio, a las residencias a cantar tangos, leer poemas. Fue en ese momento cuando decidimos que lo teníamos que hacer oficialmente y de forma sostenida en el tiempo”, cuenta sobre el origen de esa experiencia.

Y en ese sentido, reconoce que una de las cosas que más extraña de estos tiempos es no poder acercarse a las residencias. “Estamos generando nuevas células musicales, porque queremos contagiar  a otros a realizar algo similar. La música inyecta vida y lo sentimos con el aplauso de todos”.

LA CUARENTENA EN TRES RESPUESTAS

¿Qué es lo primero que harás al salir de cuarentena?
Ir a abrazar a mi madre a Mendoza, que hace mucho tiempo que no veo. Primero postergué ese viaje por mis compromisos teatrales, después por el nacimiento de mi hija Miel y luego, claro, por la pandemia.

¿Qué aprendiste de la cuarentena?
Me enseñó a desarrollar la creatividad, porque no te podés quedar quieto esperando que te den una solución, vos tenés que ir en busca de la salida: aprender un idioma, perfeccionarlo, hacer gimnasia, aprender un instrumento, escribir, leer, probar recetas nuevas.

¿Qué opinás de la respuesta de la sociedad durante la cuarentena?

Tengo una visión positiva. La cuarentena nos expuso a un gran desafío, ser más pacientes, frenar el consumo, estar más cerca de nuestros seres queridos, cultivar la tolerancia, darnos cuenta de que con poco subsistimos. Veo que acatamos las decisiones para cuidarnos y eso nos hizo ser más creativos.