opinión

SIEMPRE ES TIEMPO PARA ESTUDIAR

Por Lic. Luciana Machluk
Psicóloga. Subgerencia de Desarrollo y Cuidado Psicosocial-PAMI.

Cada vez más personas mayores reconocen los espacios de formación como un escenario válido para sus vidas. Es así que los programas universitarios para adultos mayores, que tienen su origen en Toulouse, Francia, en la Universidad para la Tercera Edad, fundada en 1973, han tenido gran aceptación en nuestro país y una amplia y activa participación.

Además, muchas personas mayores, deciden retomar en la vejez estudios formales, muchas veces interrumpidos por diversos motivos, entre ellos las múltiples exigencias de la mediana edad. No solo retoman estudios secundarios, terciaros o universitarios sino que, también, muchas personas mayores inician estos estudios una vez que se jubilan, como una forma de concretar proyectos que no tuvieron posibilidad de ser desarrollados en otras etapas de sus vidas.

En la vejez, iniciar nuevos proyectos o retomar aquellos que se tuvieron que interrumpir es beneficioso ya de por sí; pero si este proyecto está vinculado con la educación, los beneficios se multiplican y potencian. Entre ellos, además de la adquisición de nuevos conocimientos, se destacan la ampliación de las redes sociales, el entrenamiento de las funciones cognitivas, la mejora en el estado de ánimo y en la salud, el fortalecimiento de los recursos personales para transitar los procesos de duelo y un nuevo sentido de vida.

Existe un prejuicio muy extendido en la sociedad que sugiere que en la vejez ya no se puede aprender, aun cuando cada vez más personas mayores se involucran en proyectos educativos, por ello resulta fundamental diseñar e implementar políticas públicas tendientes a sensibilizar sobre la importancia de la educación a lo largo de la vida, crear espacios educativos innovadores y fortalecer aquellos que ya se vienen desarrollando de forma exitosa en todo el país, como UPAMI.

Un plus adicional lo brinda la experiencia educativa en universidades. Tanto si realizan talleres o cursos como si cursan una carrera. Habitar un espacio educativo con tanto prestigio en nuestra cultura genera en muchas personas mayores, que no habían podido transitar estos espacios en otros momentos de su vida, una satisfacción particular, en muchos casos representa un sueño cumplido. Además, la interacción con estudiantes de otras edades le brinda a la experiencia un condimento y una ganancia extra.

La vivencia de desarrollo continuo fomenta el empoderamiento de las personas mayores que están transitando experiencias educativas, mejora su calidad de vida,  refuerza la confianza, estimula la creatividad y brinda una gran variedad de recursos para participar de conversaciones y debates con pares o con personas de otras edades.