opinión

Con las antenas alerta: cómo defendernos del cuento del tío

Por Ricardo Iacub
Psicólogo especialista en la Tercera Edad
Subgerente de Desarrollo y Cuidado Psicosocial

El engaño con fines económicos, o fraude, probablemente sea tan antiguo como la humanidad. Pero estos momentos de tensión social, producidos por la pandemia, llevan a que muchos busquen aprovecharse maliciosamente de la situación. Todos podemos ser víctimas, pero las personas mayores suelen ser las más elegidas y sus resultados suelen ser más dañinos.

Los cuentos del tío son sumamente variados, cambian, y muchas veces vuelven después de un cierto tiempo. Pueden combinar la violencia económica con la psicológica y física y son cometidos por personas que no conocemos. En nuestro país son habituales los que convocan advirtiendo de un cambio del dinero circulante, los secuestros virtuales o los arreglos de los servicios, entre otros tantos mecanismos, que lamentablemente suelen ser poco denunciados.

Este tipo de fraude se diferencia de la explotación económica, que suele asociarse con la cobranza y subsecuente quita de la jubilación, el manejo deshonesto de los depósitos bancarios, o los romances interesados. En estos casos el perpetrador es un sujeto de confianza como los hijos, parejas, o cuidadores que, aprovechando el conocimiento y ciertos niveles de dependencia, actúan por cuenta de la víctima, manejando y usufructuando su dinero.

Mejor prevenir

Volviendo al fraude, ¿cuáles son los motivos que llevan a los delincuentes a buscar en las personas mayores a sus principales objetivos?
Los mayores suelen guardar dinero en su casa, ya sea por desconfianza en los bancos o por tener más dificultades con la tarjeta de débito, lo que lleva a un ciclo de inseguridades que van desde retirar la totalidad de la jubilación hasta guardarla en el hogar. Éstos son factores que generan desde las salideras clásicas los días de cobro hasta saber que la casa es un lugar donde se guardan valores.

Los problemas de audición pueden llevar a que no se distinga la voz de alguien que llama por teléfono haciéndose pasar por alguien conocido, cuando no lo es.

Los problemas cognitivos impiden reconocer los cuentos del tío que hacen los delincuentes y que pueden confundir más fácilmente a la persona. Así también cuando hay más dificultades para manejar los temas económicos y se relatan temas técnicos como las liquidaciones de ANSES, la persona puede no comprender, ya que además suele haber cómplices en las instituciones que brindan datos ciertos. El médico Lachs lo considera, por su frecuencia, una “vulnerabilidad financiera asociada con la edad”. Esta noción no sería aplicable a la mayoría de las personas mayores que no tienen un cambio patológico a nivel cognitivo, aunque es importante cuidar a aquellas que sí lo padecen, aun en estadios preliminares.

La soledad y el aislamiento pueden llevar a que una persona necesite charlar con alguien, sentirse apoyada y valiosa y por ello engancharse en sostener conversaciones que en otro momento hubiese desechado, y establecer encuentros riesgosos puede resultar más factible. Asimismo la carencia de un entorno directo con quien compartir, consultar o comentar lo que nos sucede, vuelve más frágil la condición de cualquier sujeto frente a la mentira. El psicólogo Lichtenberg destacó que el 20% de las personas mayores cuando hablan de dinero con otros es por soledad. De hecho las personas con movilidad reducida, especialmente los viudos o las personas que viven solas, tienen mayor tendencia a ser víctimas de fraude. Esto indicaría un factor central que es la falta de apoyo social.

El problema es más complejo ya que existen múltiples razones para comprender este fenómeno. De lo que no cabe duda es de que los efectos suelen ser demoledores a nivel psicológico y físico. En entrevistas personales con adultos mayores que fueron estafados o estuvieron a punto de serlo, se produjo miedo, vergüenza, autopercepción de incapacidad o incluso, para algunos, significó el querer poner término a su autonomía económica, sin que ninguno de éstos haya tenido una discapacidad cognitiva. Curiosamente, personas que supieron defenderse también se cuestionan y los atemoriza el momento en que creyeron el engaño, lo que habla del impacto traumático del evento. Este impacto tiene resonancias en problemas físicos o en caídas u otros accidentes de la vida cotidiana.

Por todo esto es importante que las personas mayores puedan:

 

  • Protegerse informándose de las estafas
  • Evitar dar información personal y no decir nombres ni mencionar datos.
  • Desconfiar ante situaciones que no suelen ser claras.
  • Cortar la comunicación cuando le quepan dudas, llame a la persona por la que se hicieron pasar y comentarlo con alguien de confianza o la policía, antes de tomar cualquier decisión.
  • No dejarse apurar ya que es allí donde perdemos la posibilidad de discernir adecuadamente.
  • Saber que la casa no es el mejor lugar para guardar el dinero: una razón más para que aprendamos a usar el cajero automático y evitar más problemas.