Claudia Lapacó, entre ensayos y lecturas

Claudia Lapacó sobrelleva la cuarentena con actitud positiva y casi con sus mismas rutinas que en los “tiempos normales”. Piensa en el 25 de junio próximo, cuando cumpla 80 años. Disfruta de su casa porque, dice, siempre le gustó quedarse “adentro”. Ahora ensaya una obra de teatro que le propuso José María Muscari: “Me levanto a las 6.30 0 7 y me pongo a leer el texto. Me apasiona”. Además mira series y películas por televisión aunque, detalla, siempre en idioma original. No es amiga de las nuevas tecnologías, así que se comunica a través del teléfono tradicional. “No uso celular ni tengo redes sociales. No las necesito para hacer lo que más quiero: hablar casi todos los días con mis dos hijos y nietos”.

“Estoy acostumbrada a quedarme en casa. Por elección, vivo en un departamento de un ambiente. Un séptimo piso en Colegiales. Me encanta: tengo un balcón al contrafrente, por el que entra mucha luz y donde tomo sol. Mucha luz, vista abierta. No me cuesta quedarme en casa”, describe. “Decidí no trabajar para mantener paredes cuando empecé a vivir sola. Quería vivir como una estudiante. Aceptar trabajos que me interesaran. Y para eso no quería tener más obligaciones para pagar. Lo material no me interesa demasiado. Claro que se necesita tener dinero pero no me interesa ser una mujer rica. Entonces decidí achicarme. Hace 27 años que compré este departamento, del que no pienso irme. Estoy muy contenta”, agrega.

“No salgas a la calle”

La también cantante y bailarina de sólida vigencia en televisión, cine y teatro aclara que no recibe visitas por un tema de prudencia: “Hay que respetar lo que nos piden. No entiendo por qué hay gente que no quiere respetar las medidas que apuntan a cuidarnos a todos”. Vuelve a reírse cuando se le comenta lo extraño que resulta que no tenga un teléfono celular o computadora. “¿Para qué lo quiero, si estoy acostumbrada a una forma de vida con la que me relaciono bien?”

“No quiero nada de tecnología. Lo que no tengo es porque no quiero tenerlo. Cuando me negué desde el principio a tener teléfono celular, mis hijos insistían con que tenga uno. Lo compraron. Pero cuando salía con el celular, o no tenía crédito o estaba apagado. No me pude hacer amiga del teléfono celular. Una vez se me cayó en el cordón de la vereda y se mojó. Me pareció que era una muerte digna para el celular”, se ríe. Y agrega: “No quiero ser molestada cuando estoy fuera de mi casa. Porque estoy manejando, ensayando o directamente no quiero que me llamen. En todo caso, me pueden dejar un mensaje en el teléfono fijo y cuando vuelvo, llamo”.

En el contestador telefónico hay una recomendación: “Soy Claudia, dejame tu mensaje y tu número de teléfono y cuando pueda te llamo. No te olvides de respetar la cuarentena. No salgas a la calle. Tenemos que cuidarnos entre todos”, se escucha.

Reafirma que le apasionan la lectura y tener objetivos y que su sueño es que después de la cuarentena pueda subirse a un escenario de la mano del mencionado Muscari. Tal vez sea en el Reggina. “Me entretengo con eso. Ojalá que se concrete. No dejo de soñar con volver a trabajar”, se ilusiona. Tano como se ilusiona con conocer en agosto a la nieta que viene en camino. Demasiados proyectos para alguien que sabe y demuestra que la actitud es una herramienta vital para seguir adelante. “Nunca hay que dejar de aprender”, se despide.