PABLO ALARCÓN
ENTRE PANES, LLAMADOS Y LECTURAS

El actor destaca la alegría que le da convivir en la cuarentena junto con su hija y la posibilidad de reencontrarse con él mismo a través de actividades que le gustaban y que había dejado de hacer por falta de tiempo.

Ahora que no actúa y debe quedarse adentro por la cuarentena, el actor Pablo Alarcón sigue una rutina diaria en su casa del barrio porteño de Colegiales: se levanta a las 9, desayuna con mate, ve “un poquito” las noticias, saca a pasear a sus perros -el Negrito y el Ruso -, almuerza “liviano”, ordena la casa, lee, merienda, cena y se acuesta “más o menos temprano”. Alrededor de las 23, aclara.

“Ahora me agarrás haciendo pan, por ejemplo”, le dice a Comunidad PAMI al momento del llamado: “Estoy esperando que leve”. Vive con su hija Agostina, así que con ella planifican el día. Su otra hija, Antonella, habla con él todas las mañanas. “Religiosamente”, aclara quien se destacó tanto en cine como en televisión y teatro desde fines de los años 60 hasta la actualidad. En mi casa mando yo, Los muchachos de antes no usaban gomina y Rosa de lejos son apenas algunos de los tantos éxitos de los que formó parte. También trabajó en Italia, Puerto Rico y en los Estados Unidos.

Tras el almuerzo liviano llega el momento de la lectura y de los programas cómicos o series por tv. En esta cuarentena el tiempo libre se transformó: “Ordené la biblioteca, descubrí libros que ni recordaba que tenía y otros que tenía pendientes por leer. También limpié y ordené los placares. Encontré ropa que no usaba o que no necesitaba y que voy a regalar. Arreglo cosas de la casa que antes, por falta de tiempo, no hacía. Y cuando no tengo ganas de hacer algo, no hago nada. Descanso. Me relajo”.

Sin embargo, lo que le preocupa es la otra pandemia, más allá de la del Covid-19: “La pandemia de la falta de trabajo, que es lo que nos preocupa a todos”, dice. Por eso es que piensa en cómo seguirá su vida una vez que las cosas se acerquen a lo que era habitual. “El curioso incidente del perro a medianoche es la obra en la que trabajo y que iba a reponerse en abril. Pero ahora parece que deberemos esperar hasta agosto o septiembre. Ojalá que para entonces no tengamos más cuarentena. Sabemos que los espectáculos serán los últimos en abrirse. Porque significan multitud de gente muy pegada”, especula sobre su futuro laboral.

Algo que también espera para cuando pase la cuarentena son los encuentros personales. “Extraño a mis amigos. Los saludos, los abrazos, tomar un café con ellos y hablar. Pero no me quejo: sé que estoy mejor que muchos y no tan bien como otros. Pero no tengo quejas. Tengo una casa. Tengo comida. Mi comida es económica y saludable. ¿Entonces qué puedo hacer más que esperar a que esto pase?”.

LA CUARENTENA EN TRES RESPUESTAS

¿Qué es lo primero que harás al salir de cuarentena?
Ir a caminar hasta donde pueda. Andar en bicicleta. Tomar un café a algún bar. Eso es lo que extraño.

¿Qué aprendiste de la cuarentena?
Aprendí sobre la fragilidad de las cosas. Aprendí a escuchar el silencio. Aprendí que soy un privilegiado en muchos sentidos porque convivo con mi hija. Seguramente no creo que volvamos a pasar tanto tiempo juntos. Tiene 26 años y nos agarró juntos y para un padre, para mí, estar con un hijo es un privilegio. Un gusto. Aprendí que tan mal no me llevo conmigo. Que puedo estar todo el día leyendo. Recuperé el tiempo de lectura, que lo tenía perdido. Hago música. Estudio un poquito. Pude volver a ocuparme de las cosas que me dan placer.

¿Qué opinás de la respuesta de la sociedad durante la cuarentena?
Pienso en los cartoneros o comerciantes, que están destruidos. Pienso en nosotros, los actores que no tenemos trabajo. Entiendo la situación y acepto que el costo social será muy grande. Que saldremos a la calle y encontraremos otra sociedad. Pero lo cartoneros hoy salen porque tienen que comer. ¿Cómo no van a salir? Si necesitan plata. Los que tienen que laburar y no viven de la ayuda social son héroes.