«PARA LLEGAR BIEN A LOS 80 AÑOS HAY QUE EMPEZAR ANTES»

Robert Carmona es el futbolista en actividad más longevo del mundo. En pocos días será presentado en un nuevo equipo “El deporte es una gran herramienta para lograr un envejecimiento saludable”, dice a Comunidad PAMI. 

A los 58 años (30 de abril de 1962), Robert Carmona sigue jugando al fútbol. Es el jugador en actividad más veterano del mundo. Récord Guinness desde 2010. Acaba de firmar contrato para incorporarse al club Villa Nelly Unido, en la ciudad uruguaya de La Paz, partido de Canelones. Jugará en la segunda división de la liga local. Será el 39no. equipo de su carrera. 

En su espalda la camiseta llevará el número 58. Entrena todos los días. En el fondo de su casa armó un gimnasio sencillo y hace pesas, elongación y ejercicios de reacción. Sale a andar en bicicleta. Juega con la pelota a la par de sus compañeros, veinteañeros a los que le cuesta seguirles el ritmo. “Compenso con la inteligencia de los años: la experiencia”, le sonríe a Comunidad PAMI durante la charla. 

Tiene un físico privilegiado. No toma alcohol ni come fritos. Tampoco fuma. “Es increíble que a mi edad siga jugando. Tuve siete quebraduras. También operaciones. Pero hay que ser profesional para recuperarse. Para llegar bien a los 80 años hay que empezar antes. No podés empezar a prepararte sobre la hora”, advierte. 

El proyecto con su nuevo club va más allá de los partidos. Incluye charlas con los jóvenes del barrio y con las personas mayores. “Es una apuesta social y cultural. Queremos transmitir valores a los jóvenes y enseñar a los mayores que se puede tener un envejecimiento saludable”, dice Carmona.

 

Su legado por una vida sana comenzó cuando tenía 9 años. No olvidará, cuenta, el momento en que su papá, de 35 años, fallecía de un ataque al corazón. Justo Edgardo Carmona también era futbolero pero no se cuidaba en la alimentación. Además tomaba alcohol. “Tenía una estación de servicio y una flota de taxis. Una noche, después de una jornada laboral, llegó a casa y le agarró un infarto”. Tomó de la mano a su hijo y alcanzó a pedirle que cuide a su madre. Desde ese momento Carmona entendió que había que cuidar y cuidarse. Buena alimentación, mucho deporte. A los 14 ya alternaba entre la Reserva y la Primera en el fútbol regional de Uruguay. Elsa Niver Sención, su madre, falleció el año pasado, a los 87 años. 

“Si uno no come sano ni hace ejercicio, después va a sufrir al caminar, va a tener problemas por la hipertensión, por el reuma. La mala alimentación y el sedentarismo antes o después se pagan. Hay que valorar al cuerpo, que es el templo de uno mismo. Muchos no lo cuidan. Incluso hay quienes se la pasan fumando y comiendo mal y empiezan recién la vida sana para estar bien en el verano. Después vuelven a lo de antes”, alerta Carmona, delantero de casi cuarenta equipos, que también jugó en los Estados Unidos. 

Ama Montevideo y Argentina. En los mundiales, hincha por los nuestros. En su país, por ninguno en especial. Nació de Peñarol pero con el tiempo lo fue dejando. La contra, Nacional, lo incorporó como socio de honor. Después de Messi y Maradona -con quien jugó un amistoso en 2007-, lo que más le gusta de Argentina es el dulce de leche. “Evito los postres pero cuando aparece el dulce de leche se me complica”, reconoce entre sus debilidades. 

Dice que su cuerpo está preparado para la intensidad y la cabeza está lista para transmitir vivencias. “Me interesa contar mi experiencia. Porque, ojo, yo también juego para ganar. Pero lo principal es ganarle a la vida. Ganarle a la salud, a los valores. Los jóvenes se sorprenden cuando les cuento que nunca tomé alcohol. Pero para ser profesional del deporte, primero tenés que ser profesional de la vida”.

Cuenta que lo llaman de varios rincones del mundo para que cuente su mensaje. Suele recorrer Uruguay desde su propia ONG, “Hacele un gol a la vida”. Y señala que el fútbol se va haciendo secundario con el paso del tiempo. “Aunque juego bien todavía”, comenta, por las dudas. “Muchos me subestiman por la edad, pero aunque no sea veloz como antes, sé pararme en la cancha y jugar mejor que otros que no tienen experiencia”. 

Nada está librado al azar. Todos los años se hace controles médicos y su esposa médica, Edivia Rodríguez, también lo cuida. Carmona cree que parte de su bienestar se debe a la tranquilidad. “Soy un tipo tranquilo. Tanto que mi corazón ni se siente”, bromea. “Soy positivo. Siempre. Ando contento. Nunca estoy de mal humor y cuando algo no sale como quiero pienso que ya saldrá. ¿Quién me quita lo bailado?”.

Por estos días siente una molestia en un hombro. “Tal vez reuma o artrosis”, suelta. De todos modos, no se alejará del mundo del deporte. “Cuando me jubile o no pueda correr me quedarán los valores y la posibilidad de transmitirlos”, dice. Si alguien le pregunta hasta cuándo piensa jugar siempre responde lo mismo: “¿Por qué me querés retirar?”. Y agrega que mientras haya un equipo de fútbol dispuesto a tenerlo en sus filas, él seguirá: “Hasta los 60 podré jugar sin dar lástima”.

Después, como dice el tango, quién sabe del después.