MANTENER ACTIVO EL CEREBRO, DIVERTIRSE, APRENDER

En tiempos de pandemia, hay que reinventar casi todo. Como el trabajo de Daniela y Emanuel, dos de los talleristas de Comunidad PAMI, que debieron ingeniárselas para dar sus clases a través de la web. Creatividad y buena onda, dos condimentos que no fallan y que tienden puentes para que quedarse en casa tenga nuevos sentidos.

“Ellos aprenden todo el tiempo. Son resilientes. Se re-estructuran, se re-hacen, se re-crean. Así, con guiones. Son actitudes vitales que generan nuevos aprendizajes y un proceso de envejecimiento saludable. Y yo también aprendo con ellos. Aprendí a enseñar distinto, a trazarme pequeños objetivos por clase. Aprendí a desmenuzar, a ir más lento”, dice Daniela Borras, trabajadora de la Agencia 1 de PAMI y profesora de Tai Chi Chuan. Ahora da sus clases en forma virtual para las afiliadas y afiliados en el marco de Comunidad PAMI. Además es Licenciada en Gerontología. Sabe de qué habla.

“El aprendizaje no tiene que estar divorciado de pasarla bien”, dice por su parte Emanuel Rodríguez, cordobés que desde su provincia hace videos para que los afiliados y afiliadas a PAMI aprendan a usar las nuevas tecnologías. WhatsApp, YouTube, Facebook, Zoom. “Cuando hago los videos pienso en mi tía Mela. Es como si hablara con ella. Aprovecho y le mando un saludo”, suelta con el mismo humor que utiliza como herramienta para sus clases. Además de periodista, también hace stand up.

Daniela y Emanuel son ejemplos de la enseñanza a través de la web que tomó impulso con la necesidad de quedarse en casa. Hay talleres de fotografía, hábitos saludables, yoga, canto, cocina económica y saludable, literatura, movimiento y cuentos. Todos con mensajes amenos y efectivos, donde las protagonistas son las personas mayores.

 “La idea es promover el ‘quedate en casa’ pero con entretenimiento”, dice Emanuel desde la capital cordobesa, donde nació hace 41 años. El suyo es un ejemplo de inclusión impensado hace poco tiempo. Desde su provincia, sus clases llegan a todo el país. Algunas personas van por más y le escriben para agradecer o para pedir recomendaciones.

 “Busco que los videos sean cortitos, para que se puedan mandar entre ellos por mail o WhatsApp. Pero las clases primero salen en vivo. Es una manera de entusiasmar, de interactuar con las personas mayores que me van escribiendo por YouTube”, dice Daniela (45 años), que hace emisiones en directo los martes y jueves a las 10. Luego, quedan en la web a disposición de quien quiera verlas.

Emanuel destaca lo positivo de “dar herramientas para que las afiliadas y los afiliados puedan comunicarse, entretenerse e informarse con medios que tal vez antes no manejaban”. Desde su casa en Buenos Aires, Daniela comenta que “es genial leer los mensajes. Sobre todo porque pasamos del habitual contacto físico al digital. Fuimos creando, de a poquito, posibilidades para acompañar. Y seguimos estando: ellos y nosotros”.

Ambos coinciden, en diálogo con Comunidad PAMI, en la importancia de desacartonar la comunicación: “Hacerla más fluida, dinámica, sin tanta solemnidad”, dice uno; “no perder el ritmo”, dice la otra. Mantener el contacto, pensamos. Y divertirse.

Desde lo más íntimo, Emanuel transmite en sus videos las ganas de acompañar al que está del otro lado de la pantalla: “Si se siente acompañado por mí, es buenísimo. Con eso me siento hecho”. Y agrega: “Es necesario mostrar que el Estado nacional tiene herramientas totalmente gratuitas para llegar a la cultura, para aprender, para no quedarse afuera de nada”.

“Esto es nuevo para todos. Hay que tener paciencia”, pide Daniela, cuyo aprendizaje de Tai Chi proviene de una legendaria y emblemática escuela china de la especialidad, la del maestro Yang Jun. Para entusiasmar, Daniela promueve su práctica al enumerar que “genera la posibilidad de trabajar sobre la coordinación, el equilibrio, la memoria, la percepción”.

 “Se desarrolla fuerza en los brazos, apertura en las articulaciones. Siempre estoy generando calma mental, que es el mayor beneficio ante situaciones de estrés como las que vivimos en estos días. El Tai Chi nos ayuda a apagar la cantidad de pensamientos que van y vienen”, dice y destaca que siempre piensa en el ejemplo del lago revuelto y del lago tranquilo: “el revuelto no permite ver nada. El tranquilo sedimenta, nos deja ver con claridad qué hay en el fondo”.

 

Imagen de archivo de clase en centro de jubilados.

Tal vez en algún momento Emanuel se anime a recomendar libros: la literatura es su otra pasión. Por ahora, lo suyo en PAMI va por el lado de la tecnología. “En estos meses aprendí a hablar a la cámara con un poco más de afecto, porque mis experiencias en televisión y programas en las redes no tenían un destinatario tan concreto como el de ahora”, se entusiasma al referirse a sus propios aprendizajes.

En cuanto a Daniela, “todo el tiempo estoy aprendiendo. El Tai Chi me enseña eso: que todo el tiempo hay que aprender. La posibilidad de aprender la tenemos siempre. Está comprobado desde la neurociencia. El cerebro siempre aprende. El tema es mantenerlo activo. Yo misma estoy aprendiendo todos los días cómo dar clases”.

Daniela Borras y Emanuel Rodríguez son apenas dos ejemplos de una generación que hace y cruza puentes para llegar a otra. Que en definitiva están del mismo lado.

Imagen de archivo de clase en centro de jubilados.