Luis Felipe Noé: “Para mí, trabajar es la verdadera forma de descansar”
Artista plástico de primer nivel, a sus 89 años no para de crear ni de exponer. Le dice a Comunidad PAMI que “en la pintura y en la escritura” se centran sus proyectos de vida.
Artista plástico, escritor y emblema de la cultura argentina, Luis Felipe “Yuyo” Noé -89 años (26 de mayo de 1933)- no para de exponer. En estos días algunas de sus obras pueden verse en la Galería Rubbers, en el barrio de Recoleta, con el título “Vida es una palabra abstracta”. Pero hay más. Tampoco detiene sus creaciones. Y cuando no crea, lee. Le dice a Comunidad PAMI que todo el tiempo se inventa proyectos de vida. “Incluso en pandemia”, aclarará. Motivo de su constante trabajo es la siguiente entrevista, que debió realizarse a través de un intercambio de preguntas y respuestas vía mail.
-¿Cómo vive el hecho de seguir creando, trabajando, a una edad en la que se suele pensar más en descansar que en el trabajo?
-Es que, para mí, trabajar es la verdadera forma de descansar.
-¿Hacer arte es una forma de descansar? Se le puede decir “trabajo” a algo que representa placer?
-Absolutamente. El trabajo que genera desagrado es otra cosa, evidentemente obligación.
-¿Qué lo lleva a seguir exponiendo, creando, a tener objetivos?
-Proyecto de vida. Por eso, me invento proyectos alternativos que corresponden a la pintura y también al escribir.
-¿Cómo vivió la pandemia?
-Fue una etapa que aproveché para concentrarme en mis cosas.
-¿Qué importancia tiene para usted seguir exponiendo?
-Me disciplina el trabajo saber que todos los años voy a exponer.
-¿Qué papel jugó el arte, y cuál la literatura, durante la pandemia?
-Pinté y comencé a escribir un ensayo que aún estoy realizando. Se titula “Asumir el caos – Arte y vida”.
-Entiendo que es un ávido lector ¿Qué libros está leyendo actualmente?
-Estoy leyendo los libros necesarios para los distintos temas que desarrollo en la obra.
-¿Me podría decir cuáles son los cambios sociales de las últimas décadas que más le sorprenden y por qué?
-El primer fenómeno que más me llama la atención es el tiempo en sí mismo, su vivencia más allá del presente o del pasado. Todo fluye a tal velocidad que uno apenas puede vivir su propio presente. El segundo fenómeno son las revoluciones culturales que se han ido concretando en estos tiempos, sobre todo la feminista y la queer. Si comparo mi juventud con la que pudo haber vivido mi padre, cuarenta años mayor que yo, y lo que es la juventud actual, creo que la mía es muchísimo más parecida a la suya que a esta del presente.
-Está haciendo una muestra en una galería de Recoleta. Muchos momentos de su vida, tienen que ver, geográficamente, con el centro de Buenos Aires. ¿Qué significa el centro de Buenos Aires para su generación en general, y para usted en particular?
-No hablo de mi generación porque es muy amplia, pero en lo que a mí corresponde, siempre viví en el centro de Buenos Aires, salvo cuando estuve en el extranjero. Lo más lejos que he estado del centro es en Caballito.
-¿Dónde vive actualmente?
-San telmo.
-Tengo entendido que el Amazonas lo marcó profundamente. ¿Qué siente ahora que esa y otras zonas del planeta están en peligro?
-Por supuesto, la imbecilidad humana es terrible, pero también la conciencia despierta a otros. Sobre todo, veo que hay jóvenes muy sensibles a lo ecológico, aunque no tanto en nuestro país.
-¿Me podría contar algunas de sus rutinas?
-Pintar, escribir, leer y ver amigos y amigas.
-¿Qué entiende por caos y para qué nos sirve?
-Caos es el gran todo que constituimos los seres humanos y simultáneamente enfrentamos. Lo único que sirve es tomar conciencia de sí mismo en este marasmo.