El fútbol como excusa para cambiar la sociedad
Betty García formó parte de un grupo de jugadoras que enfrentaron prejuicios de todo tipo. A sus 81 años, le dice a Comunidad PAMI: “Luchamos para que las chicas hoy estén mejor”.
Cuando este 21 de agosto se celebre el Día de la Futbolista argentina, el nombre de Betty García no podrá faltar. Ni el de ella, ni el de sus compañeras: Ofelia Feito, María Ponce, Susana Lopreito, Maria Fiorelli, Marta Soler, Angélica Cardozo, Zunilda Troncoso, María Cáceres, Virginia Andrade, Blanca Bruccoli, Eva Lembessi, Marta Andrada, Virginia Cataneo, Zulma Gómez, Teresa Suárez, la goleadora Elba Selva y la mencionada -y capitana- Betty García.
El asunto es así: en 1971 un equipo de mujeres argentinas que jugaban al fútbol viajó a México con invitación a participar de un Mundial no oficial. Viajaron sin botines ni camisetas ni director técnico. Mucho menos con médico, dinero, hotel o aspiraciones materiales. El 21 de agosto enfrentaron a Inglaterra en el mítico Estadio Azteca, donde en 1986 también haría historia Diego Maradona ante el mismo rival. Pero en ese Mundial, las mujeres argentinas ganaron 4 a 1 y Elba Selva hizo los goles. No fueron campeonas y tal vez con el paso del tiempo eso sea lo de menos. Lo que se intentó rescatar durante tantos años es el recuerdo de aquella hazaña deportiva y de tanta lucha. Todo olvidado hasta que periodistas, jugadoras y otros interesados comenzaron a recordar.
Hoy el fútbol femenino es otro. En algunos países, como Estados Unidos, los integrantes de las selecciones masculina y femenina cobran lo mismo, por ejemplo. En Europa hay casos similares. El fútbol inglés que tanto dinero mueve, no festeja títulos internacionales con los hombres pero sí con las mujeres, que acaban de ganar la Eurocopa 2022 tras vencer en la final a otra potencia, Alemania. Pero en Argentina, a pesar de que hay cada vez más jugadoras y espacios de difusión, se está muy lejos de eso.
Pero entre quienes luchan para cambiar esta historia se encuentra Betty García. Incansable, a sus 81 años (11/8/41) un día puede ir de su casa de Almagro a la sede de Racing, en Avellaneda, para participar de una presentación de camisetas que la incluye. En la semana, dirige a un equipo de fútbol femenino: el Norita Fútbol Club, homenaje a Nora Cortiñas, 92 años, defensora de los derechos humanos y buscadora de su hijo Carlos Gustavo, desaparecido durante la dictadura. Después participa de los actos necesarios para que el club tenga al fin, como ocurre en estas horas, sus papeles en regla.
-¿Qué edades tienen las chicas a las que dirigís, Betty?
-Entre 27 y 30. Somos como 25, 30 jugadoras. Entrenamos en un club de Almagro, pero cuando el Norita Fútbol Club tenga toda la documentación, que es cuestión de horas, buscaremos un lugar propio donde entrenar.
-¿Vas siempre?
-Cada martes, no falto. Me gusta mucho, me hace bien. Me genera la posibilidad de seguir metida en el fútbol, en la lucha para que la mujer pueda tener más lugar en el fútbol. Es mi manera. Las chicas forman un equipo feminista. Cuando llegué conocí a Nora. Va a ver los partidos. Es la presidenta honoraria. Mirá el corazón que tiene. Todavía va a la Plaza de Mayo cuando hay que ir. Su nieta juega en el equipo, Lucía. ¿Ves por qué te digo que el fútbol es la unión de todas? El fútbol nos permite unirnos: trabajadoras, deportistas. El fútbol para mí es más que un deporte. El fútbol es de toda la vida. Ahora, sí, es parte de una lucha para que las chicas estén mejor. Que lo que no conseguimos cuando jugábamos nosotras lo consigan las chicas de ahora. Amo el deporte. Esa es mi lucha. Que no es lo mismo que la lucha que tienen las chicas, que es femenista.
-¿No parás, no?
-Trato de estar en lo que pueda. El otro día Racing estrenó camiseta y fui invitada a participar. La lucí. Nos juntaron a tres mujeres de diferentes generaciones. Pasado, presente y futuro. Fue muy lindo. Encima, el club del que soy hincha. Me muevo mucho con la gente de Racing. Se filmó un documental en Avellaneda sobre las mujeres futbolistas de todos los clubes del barrio. Estaban también las de Independiente, las de Arsenal. No tengo problemas con las de otros clubes: estamos unidas en lo mismo. Me siento orgullosa de que me llamen. Siempre digo que luchamos. Quisiera que las pibas estén mejor, que cobren más, que se haga profesional el fútbol femenino.
-Vos y tu camada ganaron un lugar como pioneras del fútbol femenino. Porque además, cuando arrancaron, estaba mal visto que la mujer juegue al fútbol.
-Me siento orgullosa de ser pionera y ver al fútbol femenino como ahora… Antes había problemas para ir a jugar siendo mujer. Ahora los padres llevan a las nenas a la escuelita de fútbol. Significa que la sociedad cambió, no del todo, pero muchísimo. Ahora al fútbol femenino se lo ve como deporte y antes, no. Se extendió en todos lados el fútbol femenino: Europa, Brasil. Y mismo en Argentina, que se juega en todo el país. Muchas nenas eligen al fútbol entre los deportes porque les gusta. Incluso en Europa juegan en los estadios de Primera, que los abren también para las chicas. No como acá, que sólo se abren para los hombres. Los habilitan si el partido sale por tele.
-¿Vas a la cancha a ver a Racing?
-Si, pero no cuando hace frío. Si no me pesco cualquier cosa. Voy a la cancha de Racing a ver fútbol femenino y masculino.
-¿Por qué te hiciste de Racing?
-Es raro, porque mi papá era de Independiente, y en mi familia todos eran de Independiente. Soy la única de Racing, supongo que porque me gustaban los colores: los eligí a los 8 años. A los 14 o 15 años ya iba a ver a Racing. Me llevaba mi papá, un genio. Me acompañaba siempre.
-¿Qué cosas hacés cuando estás en tu casa?
-Me gusta leer. Leo mucho. Sobre todo historia. Pero creo que cualquier libro es un aporte. Tengo muchos libros en casa. Pero me falta tiempo para dedicarme a leer más.
-¿Qué significa que a tus 81 años te hayan elegido para dirigir a un equipo de fútbol?
-A esta edad, es una alegría. Esas chicas me devolvieron a la cancha. Hace cinco años ni lo pensaba. Eso me hace revivir, porque es lo que siempre me gustó. ¡La alegría que me dan! Me llevan y me traen de los entrenamientos, me cuidan. Hay mucha gente que a mi edad no hace nada, pero otra que sí. Mirá a Elba (Selva), que va de acá para allá. Representa al club de su barrio en los Juegos Evita, entre muchas otras cosas que hace. Quienes hicimos deporte toda la vida, nos movilizamos mejor. Gracias a Dios, todo cambió bastante.