Daniel Santoro, cultura popular en la pintura
Peronista y artista muy identificado con el peronismo, reflexiona sobre su partido: “Es un momento que no tiene comparaciones posibles, es algo nuevo, estos intentos de golpes judiciales que se empezaron a plasmar.
“Por acá, por acá”, indica desde el palier de su casa del barrio de Monserrat el artista Daniel Santoro. Hay que subir escaleras y seguir sus indicaciones para no perderse entre tantas habitaciones. A eso hay que sumarle la distracción de mirar cuadros, muñecos y libros distribuidos. Cuando entramos a lo que es uno de sus lugares de trabajo hay más libros, hay más cuadros, hay más muñecos. Y hay dos sillas: una para cada uno.
Estamos en pleno desarrollo y no sabemos hasta dónde se animarán a seguir. Tenemos la experiencia de Brasil, donde avanzaron. Pero no sabemos hasta dónde pueden ir acá. No creo que lo dejen a mitad de camino, por eso tenemos que estar alertas. Ellos saben que no es moco de pavo enfrentar al peronismo cuando está movilizado, unido”.
-¿Cómo te parece que se enfrenta esta situación?
-No se trata sólo de enfrentar, sino de negociar. La pelea real es por las próximas elecciones. En la Justicia, con estos números, no podemos hacer nada. Esto se cambia con las elecciones. Si pensamos que todo se juega acá, estamos jodidos, perdemos las elecciones. No sólo las perdemos sino que (nos) arrasan. Hay que tener cuidado, ir juntos. Desde los sindicatos hasta las organizaciones populares. Todo. Todos. Es la única manera.
-¿Qué panorama ves?
-Hay que reconectar el bienestar económico que hay arriba, con el de abajo. Que es donde estos canallas cortaron y donde estos canallas saben que dan la batalla principal. Llaman la atención con el sonajero para que creamos que la batalla está en la Justicia y no, no está ahí. Está en el salario, en la economía. Donde ellos ponen todo lo que tienen que poner para que la inflación no baje y para que el salario no se recomponga. Ellos piensan con la violencia y son antidemocráticos. Nosotros no pensamos con la violencia y somos democráticos. Hay que aprovechar nuestro clima militante para dar pelea en la batalla principal, que no es la Justicia.
-¿Qué es ser peronista hoy?
-Ser peronistas es lo de siempre. Ir detrás de las tres banderas: la independencia económica, la soberanía política y la justicia social. La de la Justicia social es la parte jodida. Estamos jodidos. El peronismo está en un brete, no opera: si no hay justicia social el peronismo no opera. Son tres patas que siempre tienen que estar, si no la mesa no se para. Ese es el gran problema. El peronismo es algo si hay justicia social. Si la humanidad no quiere suicidarse yendo detrás del neoliberalismo, la única que queda es ir detrás del peronismo. El peronismo no es socialista, no va detrás de la necesidad. ¡La necesidad desde ya! El tema es el deseo. Puedo tener necesidad de comer algo, pero mi deseo es comer un choripán. Si tengo necesidad, como un plato de arroz. Pero mi deseo puede ser comer un choripán. Eso, trasladado a todos lados. Si quiero tener un piso de eslavonia, es porque tengo el deseo. Con el piso de cemento alcanza, pero peronismo es desear tener un piso mejor. El peronismo no está en contra de la burguesía. El peronismo impulsó tantas industrias, empezando por la Di Tella. El peronismo es un hecho bendito, bendice. Perón se cansó de decir que reconocemos a una sola clase de hombres: los que trabajan. Y están todos, incluso los empresarios que trabajan. No los que viven de los trabajadores. No es tan complicado el peronismo. Por eso es una opción universal. La humanidad tiene una solución: es el peronismo. En cada país le pondrán un nombre, pero en el fondo es peronismo. El peronismo son bendiciones para todos. El peronismo como un hecho bendito.
-Suena también a religioso. Usted investigó las religiones orientales. ¿Qué le dejó esa experiencia?
-En su momento estuve vinculado a las cosmogonías orientales. Incluso hice trabajos vinculados a eso. Hay mucho mito en cuanto a las religiones orientales. Nuestro pueblo es peronista y católico y es una pena que, en lo religioso, se mezcle con las cosas espantosas que se hicieron desde la Iglesia. Lo bueno es que de una u otra manera se vuelve a lo religioso. A mí me gusta más la parroquia, el barrio. Lo otro son tonterías de clase media urbana. Pero siempre es bienvenido el valor humano, la empatía. Hoy las iglesias, al contrario de lo que se piensa, se llenan. Siguen teniendo sentido, incluso más que hace veinte años. Bienvenido sea.
-Veo que ahí tenés una colección de autos en miniatura… y también una de… bichos…
-De chico diseñaba autos. Incluso estuve a punto de ir a Monza a trabajar con el diseño de autos gracias a un pariente. El diseño de autos me gusta mucho. Me gustan los bichos, los escarabajos, que tienen mucho que ver con los automóviles. Son muy parecidos en cuanto a diseño. Tienen el mismo sentido. Uno aprende del diseño. No me gustan las carreras ni sé manejar. Nunca tuve auto. Sé todo de un auto, puedo desarmarlo y armarlo pero nunca me interesó lo otro. Me gusta el objeto. Aparte soy muy distraído, me gusta mirar, sería un peligro manejando.
-¿Y la foto de Ringo Bonavena? ¿Sos su admirador?
-Bonavena es un tipo que entendió, que sabía de la vida, del arte. Su frase sobre que todo el mundo opina pero que uno en el medio del ring está solo y que encima viene un tipo y te saca el banquito… Ese es el desafío del arte: te quedás solo. El banquito es cuando perdés todos los paradigmas y te quedás solo. Entonces tenés que resolver solo. Después el arte irrumpe y está o no está. Como el KO: se da o no se da. Ese es el desafío vital del arte: la obra existe cuando existe, no tiene un deber ser. Con la obra de arte aparece algo que antes no estaba y que nadie esperaba. Es una lógica violenta: irrumpe algo que no esperábamos. El arte no es democrático: ahora le toca a este, después a tal. El arte, en ese sentido, es un poco salvaje, un poco violento. Irrumpe. De eso aprendés. No es que se trasladan las enseñanzas. Después les encontrás sentido. No es que se aprende antes. Pasa y le sacás una enseñanza a algo, es retroactivo el aprendizaje.
-A tus 68 años (21 de enero de 1954) se te ve muy activo. Hay una idea social de que a determinada edad uno tiene que relajar, descansar más.
-Después de los 60 se puede seguir aprendiendo. Algunos se estacionan y se quedan mirando. A mí no me gusta eso. Me gusta caminar. Uno cuando camina piensa más, las cosas se ven de otra manera, en otros ángulos. Se enriquece mucho al caminar. Si uno está estacionado todo se ve en el mismo plano y entonces hay dificultades para movilizarse y movilizar ideas. (Martin) Heidegger habla del camino del bosque, caminar por el bosque buscando otro pensamiento que tiene que ver con el traslado. Ves un árbol a una distancia y a otra, también desde otro ángulo que no podías ver si no avanzabas. Eso hace que tu pensamiento cambie, que lo puedas manipular, que puedas pensar qué hay detrás de algo. Si estuvieras paralizado todo sería fantasmal, te enfrentarías a un bosque oscuro del que no conocés nada. Tu estar en el mundo se moldea si andás, si caminás. Un paso y el bosque es otro; otro paso y el bosque vuelve a cambiar. Eso se puede trasladar a otras cosas. Incluso si uno no puede moverse o está ciego.
-También veo que coleccionás muñequitos.
-Los que están allá son de mi pareja, que los colecciona. Estos son los míos. Los muñecos de comics también tienen que ver con los bichos y los coches, sus formas muy emparentadas. Me gusta eso.
-Esta casa es grande, cómoda y antigua. ¿Cuánto tienen que ver con vos esas características?
-Esta casa la compré hace como cuarenta años. La compramos una vez que heredamos una guita. No era muy cara. Estaba hecha pelota. La arreglamos, el barrio es barato, daba para comprar. Acá hay mucha superficie y el metro cuadrado es barato. Por eso hay muchos pintores. Por eso me quedo acá.
MUESTRA
Entre los proyectos culturales que realiza Daniel Santoro hay dos que pueden observarse en el Centro Cultural Kirchner.
Uno se basa en una exhibición de sus pinturas, bajo el título Nadie sino el pueblo me llama Evita. En el link, toda la información para quienes quieran asistir.
El otro es La ballena, también en el CCK. “Es una muestra grande”, le dice Santoro a Comunidad PAMI. La exposición se realiza junto con el colectivo Estrella del Oriente, que el propio Santoro integra junto a Ana Aldaburu, Juan Carlos Capurro, Tata Cedrón, María Negro, Roberto Plate y Pedro Roth. “La muestra consiste en una gran instalación compuesta de una serie de maquetas de La Ballena, piezas audiovisuales y material gráfico, que condensa una ampliación de sus trabajos, iniciados hace más de 10 años”, se presenta a la exposición en la página oficial del CCK.
Inauguró este jueves y se espera que se exponga, al menos, durante dos meses.