En la siguiente entrevista Fucks, cuyo último libro publicado es «Tévez, La verdadera historia» (2016, Ediciones B), elogia la posibilidad que la población adulta mayor acceda a la televisación gratuita de los partidos de fútbol más estelares, y desde su experiencia reflexiona sobre las implicancias emotivas y culturales del deporte argentino más popular.

¿Te parece significativo la posibilidad de democratizar el acceso a la televisación del fútbol?

Es de una importancia vital, y lo digo solamente por el hecho de que mi profesión se halla ligada a las transmisiones deportivas. A mí me parece que el fútbol es el hecho cultural más destacado del último siglo. En general, el fútbol ha sido motivo de unión, de padre e hijo por ejemplo. Todas las personas tenemos un cuadro con el que nos identificamos de chico, tenemos nostalgia de futbolistas que nos gustaban cuando éramos chicos.

Víctor Hugo (Morales) siempre nos decía que los recuerdos ligados al fútbol suelen estar asociados a hechos felices como las primeras salidas, o al recuerdo de la primera novia. Yo me acuerdo detalles muy increíbles y precisos del fútbol de los años setenta y ochenta, esa memoria emotiva está muy presente en mí.

Porque el fútbol, entre otras cosas, es un gran ejercicio de la memoria. Por eso, me parece una gran idea que los adultos mayores puedan ver el fútbol de manera gratuita; sobre todo, porque se trata de un fútbol muy distinto al que ellos vieron antes. El fútbol de hoy es un poco más físico, un poco más rápido, acaso no tan virtuoso, pero lo importante, en todo caso, es que el fútbol une, y reúne.

Me parece bárbaro que se transmitan los partidos en los centros de jubilados, me parece fenómeno, porque ellos son los que más sufren la situación económica adversa, me parece muy bien que se les otorgue este derecho para que vivan un poco mejor.

¿Las y los hinchas adultos mayores tienen un perfil diferente con respecto a la identificación que construye las y los más jóvenes con sus clubes favoritos?

La diferencia entre los adultos mayores y los jóvenes, además de la edad y la vivencia, es la comunicación. La persona joven está muy estimulada con las redes sociales, un estímulo quizás exagerado a veces. A ver, mi familia, en términos futboleros, es de River, y obviamente que querían ganarle siempre a Boca, pero había mucho respeto en la relación con los otros hinchas; incluso, había una relación de respeto con los jugadores ídolos del club rival.

Mi viejo, fanático de River, solía hablar bien de Ángel Clemente Rojas. Y mi tío, hincha de Boca, hablaba con sumo respeto sobre de Ermindo Onega, que era un crack de River. Ahora, las redes sociales han exacerbado rivalidades, y las han convertido en irreconciliables. Un ejemplo, Boca, en los años 80, jugaba de local en la cancha de River, e Independiente cuando estaba construyendo su tribuna alta jugaba de local en la cancha de su clásico rival.

PAMI impulsa el cruce intergeneracional en los centros de jubilados. En ese sentido, la obra social pretende que la televisación de los partidos agrupe a los dos sectores. ¿Cuál es tu opinión al respecto?

Me parece bien. En lo personal, Yo buscaba a mí abuelo para hablar de fútbol, me gustaba hacerlo, incluso para discutir, yo le hablaba maravillas de Bochini, de Alonso, mis ídolos de aquella época, y él me contraponía a figuras como el Charro Moreno, Pedernera y Labruna, y esas discusiones, esas charlas me encantaban, aunque eran imposibles de reconciliar porque no se puede comparar con la misma vara a jugadores de épocas y contextos diferentes.

Antes de ser periodista, fuiste hincha seguramente, ¿Qué recuerdo más vívido tenes de los primeros partidos que pudiste ver de tu equipo favorito, o de la selección?

El primer mundial del que tengo memoria es el certamen organizado por la entonces Alemania occidental. La eliminatoria para ese torneo fue muy intensa, me acuerdo que no me perdí ningún partido, además los jugadores eran todos del torneo local, y eso generaba otro vínculo con la Selección.

Recuerdo que mi abuelo del alma, no era de sangre, pero no importa, me llevó una vez a ver Independiente contra River a Avellaneda. Yo tenía diez años, había muchísima gente, revisando la colección de la revista El Gráfico, la cual compre hace poco, me reconocí en una foto junto a mí abuelo, los dos posicionados en la popular, detrás de un arco, el partido termino uno a uno, es mí primer recuerdo de haber visto un partido a estadio lleno.