LA PROFE QUE TEJE CON PALABRAS PARA SEGUIR ABRIENDO PUERTAS

Paola Rompato les habla a afiliados y afiliadas de literatura a través de videos y de otras aplicaciones. Urgida por la pandemia, construyó un equipo que sortea dificultades y aprovecha la tecnología para seguir aprendiendo. Por eso la elegimos en el Día de la Profesora y el Profesor. Un reconocimiento más que merecido. 

“Enfrentamos el desafío de aprender a la distancia”, dice la profesora Paola Rompato sobre sus clases virtuales, novedad urgente por imposición de la pandemia. En Comunidad PAMI encontró un espacio para enseñar sobre libros, su pasión. Con videos cortos en YouTube, aconseja a las personas mayores sobre literatura. Les cuenta de escritores y escritoras y los pone en carrera para que ellos también se animen a escribir. 

La dinámica de lo impensado continúa por WhatsApp, aplicación en la que con un grupo de más de veinte personas afiliadas intercambian textos y opiniones. Un ida y vuelta que merece reconocimiento justamente hoy, cuando se celebra en la Argentina el Día de la profesora y el profesor, en recuerdo del fallecimiento de José Manuel Estrada, el 17 de septiembre de 1894.

Profesora en educación preescolar y Licenciada en Artes con especialidad en Música, además de haber realizado una maestría en Gestión de Servicios de Gerontología, Rompato es tallerista de PAMI. Hasta que irrumpió la cuarentena por Covid 19, su lugar físico de trabajo era la Casa de la Cultura PAMI. Sus especialidades, cuenta, son la literatura y el tejido en crochet. “El tejido es profundo, ancestral. En algún punto, tiene que ver con la escritura. Porque tejer tiene la misma raíz que el texto. Tejer, entramar… implican una suerte de escritura”, sorprende.

Si ven los videos de Rompato, observarán a alguien que sonríe y que se las ingenia para, en poco más de un minuto, dar consejos sobre qué hacer con las palabras. Escribir una carta o un diario personal o registrar hechos positivos son algunas de sus temáticas. “Los invité, por ejemplo, a que hicieran un cuaderno de recuerdos. La idea es que escriban y lean, porque la lectura y la escritura son difíciles de separar. Si bien hacemos un grupo de lectura, llega un momento en el que la lectura misma te pide escribir”.

Para hacer no solo los videos sino mantener su actividad al frente de Abuelos y Abuelas Lee Cuentos, tuvo que resetear. En su caso, con la característica de un alumnado que no en todos los casos se asocia a la virtualidad. “Rearmé, hice un club de lectura de literatura infantil y juvenil y todos los meses vemos un autor o autora. Ampliamos el repertorio y trabajamos con la lectura expresiva. Hacemos lectura en voz alta, por audios de WhatsApp. Les enseño a grabar sus voces con el celular para que ejerciten la lectura en voz alta. Les gusta escucharse. Desde que empezó la pandemia transformé el grupo de Lee Cuentos en un club de lectura. Probé muchas otras plataformas pero WhatsApp es la más efectiva”. Prueba y error. Tuvo que enseñar cómo conectarse a la distancia, coordinar encuentros virtuales y compartir consignas precisas. Recurrió al tradicional e-mail para enviar material y apeló a la biblioteca virtual del Ministerio de Educación para acceder a los materiales. 

Son 27 los afiliados y afiliadas que integran su actual grupo de lectura. En mayor o menor medida, todos participan. Algunos con el ida y vuelta y otros sólo leyendo. “Creo que prefieren el audio a la imagen”, dice sobre el por qué de determinada vía de comunicación. “Creo que si hiciera videollamada la manejarían. Pero tal vez haya alguna inclinación hacia el audio porque lo relacionan con la magia de la radio”, apuesta.

Las ganas de intercambiar más temáticas la convirtieron en profesora de crochet. Tiene otro grupo de WhatsApp con afiliadas con las que intercambia mensajes, fotos y videos en relación al tejido. Les pregunta qué materiales tienen en sus casas y en base a eso enseña técnicas. “La idea es que trabajen con lo que tienen así no salen a comprar”, explica. Y es entonces que Rompato se larga con una historia apasionante: “En los pueblos originarios la vestimenta tejida, según el trabajo antropológico al respecto, tiene relación con cierto texto. Como también hay relación entre los tejidos andinos y el canto. Tejen a la vez cantan…  Ese tejido se hace con ese canto. Si no se canta, no se hace. Tal vez por eso me gusta también el tejido”.

Aunque su rol sea el de profesora, Rompato prefiere hablar de intercambios: “¿Viste que se dice que cuando se enseña también se aprende? Es un lugar común pero es cierto. Desde lo básico, para enseñar tenés que organizar tus conocimientos. Al organizarlos hay una suerte de aprendizaje. Pero enseñar es dar llaves. Llaves para que las personas abran puertas. Una les da esas llaves y les dice ‘podés abrir esta puerta pero también tenés aquellas otras’. Ahí creo que la labor docente se cumple: cuando la otra persona toma la llave y se anima a abrir esas otras puertas. Es la mejor manera que tengo para describir cuál es el rol. Es entregar llaves. Porque una no es la portadora de conocimientos”.

De ese intercambio, agrega, aprendió de las personas mayores su capacidad de resiliencia. “Apuestan a seguir conectados a pesar de la situación. Con entusiasmo, con fortaleza. Saltan vallas. Porque cuando se cumplen años es difícil amoldarse a otras cosas. Y si bien me preocupé por ver cuál era el mejor medio para que se sientan cómodos, ellos también pusieron lo suyo”.

Algún día esta profesora de terreno variado concretará su proyecto personal de “hacer libros tejidos en crochet”. Mientras, seguirá tejiendo con palabras. Por eso, va el Feliz Día a ella y a sus colegas que tejen con palabras y dan llaves para que se abran más puertas que lleven al conocimiento.

 

PAOLA, SEGÚN SUS ALUMNAS

Marilí Comajuan.
“Mi experiencia con Paola es maravillosa. Ella nos unió a pesar de los baches de la tecnología. Le buscó la vuelta y encontró la fórmula para dar sus clases a través del Whatsapp después de haber probado con otras plataformas que no terminaban de cerrarnos. La experiencia es altamente positiva porque nos sigue dando un espacio para el encuentro”.

Monica de Vera.
“Durante esta cuarentena, Paola construyó amorosamente y con dedicación este espacio de encuentro semanal. Nos ha proporcionado material para conocer más de cerca a escritoras argentinas de literatura infantil, generando agradables momentos de opinión y debate. Agradezco a Paola su apoyo y esfuerzo”.

Alicia Cufré.
“Hace dos años que estoy en el grupo de Abuelas Lee Cuentos, que me tiene contenta. Ahora lo hacemos con las nuevas modalidades que ofrecen las tecnologías. Así que nos tuvimos que adaptar. Por suerte Paola es una persona muy tenaz, que logró que los encuentros sean cada vez más ricos, más interesantes. El WhatsApp nos viene mejor porque nos permitió adaptarnos. Estoy muy contenta con Paola porque lleva el grupo de una manera excelente. Es muy cálida”.

Marta Viola.
“Fui aprendiendo de a poco y más o menos me defiendo con las nuevas tecnologías. Paola nos fue llevando hasta que con mucho empeñó le encontró la vuelta a través del grupo de WhatsApp para que sigamos comunicados. Nos comunicamos una vez por semana durante una hora y en el interín de una semana a otra Paola nos envía tarea que consiste en hablar sobre distintos autores de literatura juvenil. Leemos, hablamos y buscamos en YouTube. Se armó un grupo que funciona. Un grupo que tiene una comunicación fluída. Es muy enriquecedor”.