MORA GODOY:
“EL BAILE ES MI GRÁN PASIÓN»
Exponente argentina de la danza tanguera en el mundo, Mora Godoy cuenta su cuarentena en primera persona. Lo que extraña, sus rutinas y su deseo irrefrenable de volver a bailar. Esta pandemia “es un repensar, renacer, barajar y dar de nuevo”, reflexiona…
Sobre los tacones de Mora Godoy viaja por el mundo el tango argentino. O viajaba: el Covid 19 la obligó a quedarse en su casa a la espera de que el mundo se parezca, aunque más no sea, al que era hasta marzo. “La primera parte de la cuarentena la llevé bien. Este tramo me cuesta más”, dice Mora a Comunidad PAMI a través de una cámara web desde su casa, donde vive con su hija Bianca.
Hasta marzo, cuando se inició la cuarentena en Argentina, llevaba casi 100 shows realizados. Venía embalada. No paraba. Y el acelere no terminaba: su agenda tenía más presentaciones y más aeropuertos. Pero de repente el mundo hizo stop y hubo que bajar dos, tres cambios. “Estamos totalmente frenados. Unos meses se aguanta, pero después se hace duro en la cabeza, en el cuerpo, en lo económico. Los que tenemos un ahorro… bueno, el ahorro se acaba…”, se resigna. Y sonríe.
Durante la conversación, Mora Godoy, bailarina de tango reconocida internacionalmente, no deja de sonreír, pero suelta unas lágrimas cuando recuerda que desde marzo no baila. Que es como que un futbolista no patee una pelota durante casi siete meses. La danza, dice, no es solo su forma de vida: es su vida. “No bailé más, no entrené más. Mi vida en gran parte es bailar. Eso me lo arrebató la pandemia, como a mucha gente.”.
“Al principio de la cuarentena estaba cansada, porque no había parado de trabajar. Dormí muchísimo. Me reencontré con mi hija, que si bien vivo con ella veníamos pasando poco tiempo juntas. Fue hermoso cómo pudimos hablar desde otro lugar. Bajar diez mil cambios. Aprendí a cocinar. Llevo adelante la casa súper bien. Eso fue muy bueno. Siempre de los momentos difíciles se sacan cosas positivas. Pero ahora siento que la cuarentena se hizo larga. Se me hace difícil esta parte”, reflexiona.
Entonces…
… Que de esta pandemia sale lo mejor y lo peor de la gente. Hubo gente maravillosa y de la otra. Esta pandemia desnudó por completo a cada ser humano. Desde ese punto de vista me encuentra rodeada de la gente que quiero.
¿Te imaginás qué hubiese sido de nuestros encierros, para quienes tenemos acceso, sin las nuevas tecnologías?
La tecnología es fantástica. Te acerca. El Zoom permite llegar muy fácil a una reunión. De hecho, tengo reuniones por Zoom con empresarios de afuera y argentinos. Pude participar de programas de tv. Es una maravilla. ¡Skype! Las redes sociales para subir algo y sentir que una está viva. Recibir mensajes. Todo incentivo es importante. Pensá que prácticamente me quedé sin mi vida laboral de un día para el otro, como muchos. Entonces uno se agarra de pequeñas cosas para empoderarse.
¿Cómo imaginás que saldremos de esta situación?
Yo creo que los buenos saldrán mucho más buenos, porque se ha visto mucha solidaridad. Y lamentablemente los malos serán más malos.
¿Qué deseás en lo laboral?
Hoy me conformo con trabajar el 20 por ciento de lo que trabajaba antes de la cuarentena. Nunca imaginé algo así. ¡Yo rechazaba contratos! Al 19 de marzo llevaba casi 100 shows. Con un 15 o 20 por ciento creo que volvería a vivir.
¿De qué manera imaginás el regreso a los espectáculos?
Me encantaría pensar que la gente se va a volcar a los shows. Pero, en mayor o menor escala, quedamos todos golpeados. Es un repensar, renacer, barajar y dar de nuevo. Cada uno desde su lugar. Se empezará a volver, pero ya nada será como antes.
¿En qué consisten tus rutinas diarias?
Casi todos los días hago bici 40 minutos. En casa. Después no hago nada. Algo raro, pero no tengo ganas de hacer otra cosa. Y no puedo juntarme con mis compañeros de baile porque ellos viven con otra gente y es riesgoso. Además no puedo hacer algo que atente contra mi hija, con quien vivo. Creo que se trata de cuidado, respeto y conciencia.
¿Cuál fue tu click emocional en la cuarentena?
Me pegó más ahora. Estaba mejor porque sentía que en septiembre u octubre volvíamos a trabajar. Pero un productor europeo me dijo que hasta el 31 de agosto de 2021 no hay shows. Eso fue un golpe.
¿Salís a despejarte?
Salir al aire libre, con distancia, con barbijo, es necesario. Cada tanto salgo a caminar. Me mensajeo con gente. Algún café con distancia me tomo. Es muy importante. Estuve mucho tiempo sin salir. Trabajo desde los 12 años. Es la primera vez que me pasa algo así. Aprendí a cocinar. Pero quiero cocinar cuando tengo ganas y no por obligación.
¿Por ejemplo?
Hago un lomo con salsa de soja y papines… ¡espectacular! Y pescado, pollo. Hice hasta ñoquis caseros. ¡Tartas! No me falta nada.
¿A pesar del desánimo le das para adelante?
Tengo muy buena energía, siempre. La herramienta para soportar el encierro fue la rutina. Básicamente me levanto siempre a la misma hora, desayuno siempre lo mismo, almuerzo, meriendo, ceno y me acuesto siempre a la misma hora. Soy muy estructurada. Esa costumbre me permitió tener un equilibrio y estar en armonía durante la pandemia. Siempre fui así. Muy ordenada. Extremo orden, tengo.
¿Cuál es tu deseo inmediato para cuando termine la cuarentena?
Ver a mi mamá (la periodista Blanca Rébori). La vi una sola vez desde marzo. Está bien, con su marido. Charlamos casi todos los días. Y que mi hija, de 13 años, vea a sus amigas. De todos modos estoy agradecida porque tengo una situación de privilegio: comida, agua caliente, una casa. Eso se lo digo todos los días a mi hija. Y cuando podemos ayudar, ayudamos. Creo que la solidaridad en este momento es muy importante.
¿Cómo imaginás ese retorno a la supuesta normalidad?
La verdad es que no sé cómo vamos a retomar. Si tuviese que pensar te diría que será sencillo retomar la normalidad, aunque quedaremos con un post-trauma. La pandemia fue traumática. Hoy se desconoce el efecto. Al margen de que este año está perdido. ¿Pero el año que viene también? No sé cómo prepararme psicológicamente para soportarlo.
Cerrá los ojos y pensate volviendo al baile…
… Será como la primera vez. A veces me pienso y me veo con los ojos llenos de lágrimas, muy emocionada. El baile es una forma de vida. Mi forma de vida. El oxígeno de todos los días, mi pasión, mi religión. Mi vida. Después de mi hija, el baile es mi vida.
Para conocer más acerca de Mora Godoy: