LARREA Y LOS DEMÁS

El 30 de octubre cumplió 82 años Héctor Larrea, ícono de la radio argentina. Los celebró como mejor lo saber hacer: trabajando frente al micrófono de Radio Nacional, junto a sus discos y sus libros. Para homenajearlo, Comunidad PAMI invitó a locutores y periodistas a pensar la vigencia de este maestro, para muchos el número 1.

Nacido el 30 de octubre de 1938 en Bragado, provincia de Buenos Aires, Héctor Larrea cumplió 82 años. Los celebró trabajando. De lunes a viernes de 14 a 16 conduce El carromato de la farsa y los domingos de 9 a 10 Gardel por Larrea, junto al periodista Norberto Chab. Ambos por Radio Nacional. Se adaptó a los tiempos del coronavirus. Le instalaron equipos en su casa para hacer sus programas sin moverse. Su vigencia y a la vez su legado es tal que se acaba de publicar un libro: Héctor Larrea – Una vida en la radio (Gourmet musical), de Martín Giménez, el productor artístico de Nacional. 

En casi 200 páginas, cuya lectura es imprescindible, se repasa su historia acompañada por opiniones de referentes de la radio y de la cultura, como Alejandro Dolina, Rodolfo Braceli, Quique Pesoa, Víctor Hugo Morales, Litto Nebbia, Fito Páez, Santiago del Moro, Bobby Flores, Marcelo Tinelli, Elizabeth Vernaci y Cacho Fontana. 

«Para mí no hay nada mejor que la radio, es el mejor descubrimiento que se haya hecho. Uno puede decir bueno pero la penicilina, la vacuna antipolio, internet..., pero para mí nada me abrió los brazos como la radio, nada me hizo pasear el alma como la radio, nadie me mimó como la radio, nada me ofreció todo lo que me ofreció la radio», define Larrea como para que no queden dudas de su amor. 

Comunidad PAMI entrevistó a periodistas y locutores para conocer un poco más de este hombre que -con su estilo- inventó una forma de hacer radio, como lo demuestra su programa Rapidísimo, clásico de los clásicos. 

Hetitor

Lo conocí en septiembre de 1984 en Radio Rivadavia durante una visita guiada organizada por nuestro profesor de locución de Cosal, Juan José Maderna, mientras yo cursaba el tercer año de la carrera de locución. 

Trabajé con Hetitor durante 1997 en Rapidísimo, por LR1 Radio El Mundo como locutora comercial de su programa.

Decir Héctor Larrea es decir ‘radio’. La magnitud de este referente, para muchas y muchos, es enorme. Su color de voz, sus tonos, sus slogans, su cultura general, su amor por todos los géneros musicales y su espíritu de compañerismo, hacen que no solo marque la diferencia en cuanto a su impronta sino que además escribe páginas enteras en la historia de la radiofonía argentina.

Está vigente en los medios de comunicación porque vive actualizándose  constantemente día tras día. Lee muchísimo y tiene una colección de discos que es muy atractiva a la hora de elegir un programa musical. Es único e irrepetible en sus alocuciones y sabe manejar los tiempos radiales de manera impecable.

Agradezco y celebro conocerlo. Haber trabajado con él significa una gran etapa de mi carrera donde pude aprender de su humildad y de su talento. Así como «Hetitor», celebro la vida.

                                                                                    Marita Monteleone, locutora 


Rapídisimo, sonido de la infancia

Para mi Larrea es increíble. Soy fanático de Larrea. Me crié en una casa chorizo en Parque Patricios escuchando Rapídisimo. Las risas del programa son uno de los sonidos de mi infancia. También el tono de voz especial de Larrera. Y sobre todo recuerdo la apertura con la canción del programa y él hablando arriba, tirando un mensaje cálido. Era cálido para comunicar. Rapidísimo era un programa que tenía de todo. Es como una escuela para aprender cómo se conversa”.

A veces entro a YouTube y busco la apertura de Rapidísimo o escucho cosas que él grababa. Me emociona muchísimo. Muchísimo. Para mí es el más grande. Es para todo tipo de edades: chicos, grandes. Es divino. Rapidísimo era increíble”.

Todavía al verlo en alguna entrevista me quedo asombrado al escucharlo. Muchos otros programas de la radio tuvieron la influencia suya, en la manera de cómo comunicar, cómo trabajar el humor. Hoy hay programas que tienen al humorista instalado y en eso él fue un pionero.

                                                                                       Juanky Jurado, periodista


La curiosidad constante

Lo conocí en 1998. Aunque en realidad lo conocí a través de Rapidísimo, en mi casa, porque se lo escuchaba todas las mañanas, durante mi infancia.

Muchas veces le hice de conductor al gran conductor: lo llevaba a su casa con mi auto y en el camino hablábamos de su trayectoria en los medios, en las radios, con esa naturalidad que parece la de un tío cercano. O un abuelo, porque cumple 82 años. Hace dos años le pregunté si no le daba para contar su historia y me dijo que no, que no se animaba, por pudor. Entonces decidí embarcarme en ese trabajo.

Los dos vivíamos en Belgrano, el barrio de mi infancia. En realidad él sigue viviendo a cinco cuadras de la casa de mi mamá. 

A los 16 años yo trabajaba en una panadería y me cuentan que Larrea estaba en la mesa del fondo desayunando un café con leche con tres medialunas. Le dije a la cajera que esa mesa 35 la pagaba yo. Héctor se levantó, se puso su sombrero, los anteojos y se fue. Después supe que se movía así por su timidez. Cuando lo conocí en Radio Nacional le conté eso y me invitó el café con leche con tres medialunas.

Lo llamo un sábado o un domingo para ver cómo anda, como puedo llamar a cualquier amigo, y lo encuentro siempre trabajando para el programa del lunes. Siempre está curioso, buscando. Busca músicas nuevas en YouTube. Le da paso a jóvenes artistas. Creo que eso es lo que lo mantiene vigente: su curiosidad constante. 

                                                     Martín Giménez, autor de Una vida en la radio 


El regalo de trabajar con él

Lo conocí hace 40 años, cuando le hice una entrevista porque yo estaba haciendo unos fascículos sobre la historia del tango. Después me lo seguí cruzando. Mi primer recuerdo es de finales de la década del 60, cuando conducía cuatro programas de manera simultánea en el 13: El mundo del espectáculo (1967), La campana de cristal (1969), ), Humor redondo (1970) Y Cien pesos por segundo (1971) . Yo tenía 10 años. 

Después lo escuchaba cuando volvía del colegio, a mis 12 o 13 años. Me impactó su capacidad para meterme en el mundo del tango: simple, auténtica. Era diferente de aquellos locutores más estructurados. Otro detalle es que me abrió el espectro para otros intérpretes que no formaban parte del mercado. Como los de música salsa. Pasaba muchos músicos que no eran conocidos. Pasaba jazz. Música latina. También gracias a él conocí poetas nativos. Antonio Alejandro Gil, por ejemplo. Gracias a Larrea se editó su libro inédito. Ya había muerto pero Héctor hizo campaña por él. Y Evaristo Carriego. Todo eso en un programa matutino, con una audiencia rabiosa. Nos acercaba a la literatura y la música.

A comienzos de año nos encontramos con Alejo Pont Lezica, querido compañero de trabajo y me propuso hacer un programa con él. Me pareció un premio, algo impensado. Me preguntó si lo conocía. El planteo debía ser inverso: a Larrea habría que preguntarle qué opinaba de mí. Cuando nos conocimos me abrazó cariñosamente. Me hizo sentir muy a gusto.

Trabajamos en conjunto, cada uno aportando sus temas, sobre los que conversamos antes y coincidimos bastante. Analizamos las letras, los contextos, la historia. El programa es de él. Pero mantiene su actitud de escuchar y con una devolución constante de cariño. Estoy fascinado con su grandeza.
Sigue vigente por su autenticidad. Apela a la imagen del oyente a través de sus palabras, un atributo que tienen muy pocos. Porque en radio habla cualquiera, pero no cualquiera te lleva a otros mundos, como saber hacer él, que al mismo tiempo te despierta curiosidad, ganas de investigar. Además de esa gran autenticidad tiene un gran espíritu de amor por el origen, a sus raíces.

Es literal que no puedo creer estar con él.  Esto es Messi al lado del 9 de All Boys con las dos gambas quebradas. Y Messi habilitando a ese 9 para que se luzca. Tuve una enorme cantidad de compañeros, pero en un grado así, de solidaridad, desinterés, me pasó solo con gente amiga de la vida. Con Héctor inmediatamente te sentís querido y contenido. Es el número uno, el tipo que más influyó en la radio en los últimos 50 años. 

                            Norberto chaab, periodista e integrante de Gardel por Larrea


Un paradigma 

Lo conocí en 1998, en Radio Rivadavia. Yo trabajaba en La Oral deportiva y  Héctor volvía con Rapidísimo después de un tiempo. Cherquis, que era el gerente de Deportes, me designó para ser columnista de su programa. Lo conocí personalmente el mismo día del comienzo del programa, en una reunión de preproducción. Me presenté, le di la mano, me hizo un par de preguntas y salimos a la cancha. 

Héctor es un gran tipo, muy cálido, muy cercano, siempre fue un apoyo importante por su experiencia y sus consejos.

Sigue vigente porque es un ícono de la radio. Son muy pocos los casos como él en la historia de la radio. Es un paradigma, atravesó generaciones y lo logra porque no cualquiera llega del otro lado del parlante, al oyente, como lo hace él.

                                                                                               Leo Uranga, periodista


ADN radial

Larrea tiene su ADN radial, el timing que la gente necesita; trasciende a las generaciones e incluso ese timing trasciende al mismo medio radial. No importa la hora ni si es en FM o AM. Alguien que posee esa capacidad trasciende todo eso. Conmueve al grande, al chico, a los mayores. Pocos van a trascender así. 

Sigo a Lalo (Mir) en streaming, a Pergolini, a Beto Casella y a Héctor, que es fantástico. Larrea es alguien que tiene una virtud para algo y que sabe que no la tiene para todo. Él mismo lo dijo cuando trabajaba con la señorita Lee en la televisión. Cuando le preguntaron cómo se sentía, dijo que no estábamos hechos para hacer todo bien.

Recuerdo que una vez en el cierre de un encuentro de estudiantes de locución y periodismo en Tecnópolis dijo: ‘Quizás todos tengan amor por esta profesión, pero no a todos les va a tocar convivir con el éxito de la profesión. Porque por estadísticas, por consensos, no todos tenemos el mismo momento para hacer las cosas bien’. 

Esto es un poco lo que pinta a Héctor en su forma de hacer radio y de comunicar lo que hace. Eso es lo que admiro de él.

                                                                                          Arturo Cuadrado, locutor

Foto de Larrea: Gentileza Télam