«El humor en estos tiempos es necesario»
Claudio Da Passano es uno de los protagonistas de El Reproche, obra de teatro escrita por el periodista Victor Hugo Morales. “Uno de los tipos más coherentes que conozco, en todo sentido.”, lo refiere Da Passano, quien comparte cartel con su pareja, Malena Figo, y Mayra Homar. El Reproche puede verse en el legendario Teatro El Picadero.
El Reproche, que tuvo su primer impulso en el ciclo radioteatros de la AM 750, es dirigida por Julieta Otero y cuenta con Marina Glezer como productora general. En tono de comedia, expone “los celos y las inseguridades que mueven los cimientos de una relación en estos tiempos de deconstrucción y de luchas de género contra el patriarcado”, resume en una gacetilla de prensa.
Da Passano dialogó con Comunidad PAMI a través del Zoom desde su casa de Balvanera. “Con la tecnología no tengo paciencia. No la comprendo, me enoja. No me veo futuro más allá de lo básico, que es leer diarios o Facebook o Instagram”, advierte con tono que delata buen humor a pesar del escollo. En cambio, dice, le encanta tocar la batería o el clarinete, dos pasiones que le vienen desde hace años y a las que puso más dedicación en tiempos de cuarentena.
“Antes de ser actor fui baterista. Tenía un grupo y daba clases. Hasta que dije basta”, recuerda. Lo que sigue es una historia conmovedora: “Hace como 35 años tenía alumnos. Uno de ellos se llamaba Federico. No lo volví a ver. Hace dos años, su hermana se comunicó conmigo para contarme que había fallecido. Le quedó la batería de Fede pero no la quería vender ni la quería tener ella. Entonces me la quiso regalar. Así que me la regaló. Ahí volví a tocar. Para mí es una historia tremenda y hermosa. Me acuerdo mucho de Fede. Mucho, mucho, mucho. Un chico con talento. Que la familia haya pensado en mí, la verdad es que me da mucha alegría. No es una batería cualquiera, es una batería con historia. Y le tomé afecto”.
¿Qué encontrás al tocar la batería?
Tocar la batería es algo lúdico, que me da placer. Lo hice en mi infancia y adolescencia. Me remite a un deseo muy primario, que es el deseo de lo percutivo. Una forma muy directa de extraer un sonido. Una forma de las más primitivas de generar sonidos. Es una actividad única que me hace salir del mundo. No me lo tomo como obligación musical sino como algo que me gusta hacer cuando lo puedo hacer. Porque lleva tiempo armarla y después desarmarla. Capaz que la misma cantidad de tiempo que lleva tocarla.
Estos son buenos tiempos de trabajo para Da Passano. Los sábados y domingos se sube al escenario para trabajar en Terrenal (de Mauricio Kartun) y ultima los detalles para Papá Bianco y los Alonso, en el Teatro Del Pueblo, desde el 14 de marzo. Sin embargo, la familia atravesó los malos tragos que atravesamos casi todos los argentinos en la cuarentena. En su caso fue así:
Fue curioso lo que pasó. El primer año de la cuarentena, tanto Malena como yo veníamos muy bien de trabajo. Se cortó todo de un día para el otro. “¿Ahora de qué nos disfrazamos?”, nos preguntamos. Teníamos ahorros. Pudimos subsistir. La Asociación de Actores nos ayudó. En el Cervantes se hizo un festival teatral para filmar obras y eso nos dio un poco de trabajo. Así que ese primer año la piloteamos. Atravesamos la pandemia dignamente. Al año siguiente, que se empezaron a hacer cosas, se nos acumularon las pendientes más las programadas. Entonces fue un momento de mucho trabajo. Este año empieza bien, hay trabajo, pero todo es muy incierto porque de un día para el otro puede pasar cualquier cosa de nuevo.
¿Qué aporta hacer teatro desde el humor?
El humor en estos tiempos es necesario. En cualquier tiempo es necesario. Es una forma o lenguaje muy inteligente para debatir sobre las cosas. Nunca olvido a Quino o Mafalda: un humor extraordinario sobre cosas tremendamente importantes, profundas, inciertas. Esa mixtura perfecta entre el humor y la realidad, esa forma de contar la realidad, es una de las mejores maneras de contar. El humor es imbatible, una condición humana de la inteligencia. El que no es inteligente difícilmente tenga un sentido del humor afinado. Me resulta imprescindible el humor en la vida cotidiana.
¿Vos tenés buen humor?
Si, aunque tengo mis berrinches. Me enojo rápido y se me pasa enseguida.
El reproche se expone en el Picadero, un teatro con gran historia (hubo un atentado en 1981, cuando se realizaba un ciclo que enfrentaba a la dictadura militar).
Un teatro incendiado por la dictadura, un símbolo saludable: ¡hacer teatro donde pusieron una bomba o lo incendiaron de una manera brutal o con una ignorancia extrema! Es como una revancha, también. Es como decir “nos quisieron matar y no pudieron”. Estamos haciendo teatro en el mismo lugar en el que esos animales pusieron una bomba. Es hacer teatro en un lugar histórico.
¿Cuál es el rol del actor en una sociedad?
Es algo que nos planteamos mucho: ¿qué es ser actor en una sociedad? ¿qué beneficio hay, qué te deja, que le deja uno a la sociedad? Uno es actor para satisfacer su deseo personal o para aportar su granito de arena para lograr esa sociedad que anhela. Soy actor por deseo y satisfacción personal. Cuando una obra coincide ideológicamente con lo que pienso, le pongo unas fichas. Es más fácil cuando uno hace una obra que le permite sentirse útil a un país, a una sociedad. Siento que aporto a mi manera para una sociedad mejor. Hay cosas que los actores tenemos que hacer porque hay que pagar la luz, las expensas, pero cuando el trabajo coincide con lo ideológico… ahí es la plenitud. Cuando se alinean los planetas, es extraordinario.
¿Cómo es el país que soñás?
Me gustaría un país en el que todos pudieran hacer lo que les gusta; donde tengamos al menos esa posibilidad. Ojalá algún día se concrete. Eso para mí es la felicidad. Pero me impresiona lo que pasa. Entiendo las ideologías, que se piense diferente. Lo que no entiendo es la estupidez, que a veces es una estupidez gratuita, que la pagamos todos muy caro. Tengamos cuidado con lo que leemos, cómo nos informamos.
EL REPROCHE. FICHA TÉCNICA.
Dramaturgia: Víctor Hugo Morales. Elenco: Claudio Da Passano, Malena Figó y Mayra Homar. Escenografía: Ariel Vaccaro. Vestuario: Ruth Fisherman y Andy Piffer.Diseño de luces: Adriana Antonutti y Juan Manuel Noir. Música: Mariano Otero y Tomas Merello. Voz Canción: Carlos Casella. Coreografía: Anita Gutierrez. Diseño gráfico: Agustina Trovato. Maquillaje & pelo: Rocío Baldonedo. Fotografía: Guido Wain. Edición de video: Samuel Valentín Zuidwijk. Prensa: Varas Otero. Asistente de dirección: Camila Sartorio. Asistencia de producción: Alén Carrera de Souza. Producción: Marina Glezer. Dirección: Julieta Otero