Volver a empezar
Los centros de jubilados y jubiladas se preparan para abrir sus puertas con las pautas sanitarias elaboradas por PAMI. Marta Carrizo es la presidenta de Barrio Corina, en Avellaneda, donde la emoción por el regreso ya se palpita. “Ahora es el momento de la vuelta”, se entusiasma.
“Tengo mucho de mi vida acá. Para mí es mejor estar en el centro, donde puedo hacer actividades que me gustan. Incluso conversar. Porque es mucha la gente que a veces no quiere hacer actividades sino simplemente ir y hablar y ser escuchada”, dice Marta Elsa Carrizo, presidenta del Centro de jubilados y jubiladas Barrio Corina, en Villa Domínico, Avellaneda. Marta palpita con emoción el regreso de las actividades presenciales.
PAMI diseñó una serie de recomendaciones distribuidas a la red de 4.200 centros de jubiladas y jubilados. En ellas se establecen pautas para que las afiliadas y los afiliados puedan permanecer en esas sedes de manera segura y cuidada. A esto se agrega que más del 90% de las personas mayores de todo el país ha sido vacunada.
Para Marta, de 72 años y presidenta del centro desde hace 10, el esperado regreso le hace pensar en que tanto ella como quienes asistan deberán cuidarse de un eventual contagio. Pero el hecho de ver caras y charlar de manera personal es un aliciente. “Todos queremos volver”, le dice a Comunidad PAMI.
Al menos en su caso, las rutinas se vieron negativamente alteradas desde que hubo de adaptarse a la cuarentena preventiva. Gracias al centro de jubilados y jubiladas había dejado atrás una vida sedentaria. Las actividades la obligaban a estar en todos los detalles. Gestionaba servicios, cobraba la cuota social y mantenía las relaciones con PAMI y la Municipalidad de Avellaneda: “Sin ellos nada de esto sería posible”. Pero durante un año y medio tuvo que hacer una pausa y apelar al barbijo y al Zoom. “Muchos de nuestros socios aprovecharon el momento para hacer videos en los que contaban qué significaba el centro para ellos y qué harían cuando pudiesen volver. En sus gestos lo que sobra es emoción”, cuenta. “Ahora es el momento de la vuelta”, agrega.
“La pandemia trajo un montón de cosas que no son fáciles de entender. Y también dolor. Veremos de qué manera nos enfrentamos a las historias que cada uno tuvo en pandemia”, opina mientras espera que se confirme la fecha de reapertura que, intuye, será en breve.
Actualmente son 60 los socios con su cuota al día. Pero Marta cree que serán más. En base a eso se armará un cronograma de actividades que incluirán, entre otras, computación, pedicura, enfermería, masajista, yoga, danza y taller de memoria. Todo con la prudencia que exige la situación. “Vamos a estar muy ocupados, pero felices de volver”, dice Marta, viuda, madre de dos varones y abuela de cuatro chicos.
Tal vez para Marta el regreso presencial al Corina sea más que eso. Porque ella, que se define conciliadora pero exigente, deberá enfrentar sus propias emociones y las historias ajenas. Nadie saldrá indemne ni igual del Covid. “Pero aunque tenga mis achaques tengo buena salud. Y muchas, pero muchas ganas, de disfrutar”.