“Los talleres de UPAMI cambiaron mi vida”

Elsa del Carmen Ramírez se anotó en los talleres de UPAMI y encontró un espacio que le cambió la vida para bien. Hoy tiene su propio programa de radio.

Los talleres de UPAMI cambiaron mi vida. Me dieron la oportunidad de reconocer mis capacidades. Hicieron que no nos sintamos como materia de descarte sino como personas que podemos entregar aún muchos conocimientos. Lo digo no sólo por la radio sino también por el arte, porque pude obtener premios y participar de muestras. Y empezar el profesorado. Esto se lo debo a PAMI, a UPAMI y la Universidad Arturo Jauretche”. Elsa del Carmen Ramírez tiene 72 años (16 de julio de 1949), 5 hijos, 7 nietos y 2 bisnietos. A Mario, a quien define como su “gran compañero”, lo conoció en los talleres de radio que le cambiaron la vida. Fue hace 20 años. “Me apoya y me valora”, lo resume. Mario tiene un hijo autista, de 30 años: “Desde hace 20 lo crío yo”, agrega.

Cuando se inscribió para el primer taller de UPAMI, una vez jubilada, Elsa sintió que le cambiaba la vida. “En 2012 me acerqué a la Universidad para estudiar Historia del arte a través de UPAMI. Pero el taller se suspendió por falta de inscriptos. Al año siguiente, lo mismo. La coordinadora me sugirió hacer el taller de Radio. No sabía nada, pero me anoté. Y también me anoté en el de Escritura Creativa. Descubrí que escribía bien, en la radio leía mis cuentos y poesías. En el taller practiqué muchísimo. Cuando funcionó la radio de la Universidad ya tenía mi programa. Hoy estamos con programa propio: Bien de abajo se emite en la radio La sabrosita. Tengo auspiciantes. Hablamos del revisionismo, de temas actuales, de las letras de las canciones, de los derechos de la mujer, del medio ambiente”, dice sobre su evolución personal y profesional. En estos meses, Elsa además está abocada al profesorado de arte y a la fotografía. En su agenda figura participar de concursos de fotografía, pintura, dibujo y objeto artístico.

Foto: Elsa cursando UPAMI en la Universidad Arturo Jauretche.

Empecé a estudiar a los 45 años. Secundario, terciario y después los talleres de UPAMI. Luché contra el machismo y la desvalorización de la mujer. Tené en cuenta que crecí en una familia muy pobre, con padres analfabetos, en la que se creía que la mujer debería someterse al marido, estudiar corte y confección, peluquería y casarse. A los 19 años cumplí con todos esos mandatos: ya era modista, peluquera y me casé. A los 20 tuve mi primer hijo. Descubrí mi capacidad recién a los 45, cuando comencé mis estudios. Rompí lazos muy fuertes. Descubrí mi capacidad y no paré de crecer.

Por suerte todo eso cambió, ¿no?

Claro. Mirá: hace poco fuimos a comer con mis nietas mayores, que tienen entre 18 y 22 años, y me sorprendió que sean tan independientes. Que estudian y lo hacen con pasión. Dos en cuarto año de Medicina, otra en Ingeniería y otra terminando el secundario. Pensé que me puedo morir feliz porque eso es lo que quería: que de mi generación saliera esa gente con esa valorización, con sus derechos, que nadie las pueda someter. Eso se lo debo también a PAMI, UPAMI y a la Universidad. Por eso siempre recomiendo los talleres. Recomiendo dejar de ser abuelas cuida-nietos. A mis nietos los llevaba a museos, por ejemplo, y para nada a shoppings o Mc Donald’s.

Me mostraste una foto tuya en la radio y se te percibe muy contenta. ¿Es así?

Sí, claro. Porque en la radio convergen todos mis estudios y me veo realizada. Por ejemplo, me siento muy bien cuando se puede explicar de qué hablan las letras de tango, qué quieren decir.

¿El tango es tu música?

¿Ves qué todo se relaciona? El arte, la música, la historia, el entorno, la sociedad y sus temáticas complejas, no sólo mi música como tal, sino lo representan sus letras en lo social. Claro que el tango es machista y muchas veces me tengo que ubicar en el contexto para no gritar.

¿Cómo hacés para manejar ese tema?

Todo arte conlleva ideologías, pero para analizar siempre trato de ponerme en contexto: la música o el arte pueden ser el medio para visibilizar una lucha. Tenés el cuadro de Guernica del bombardeo en una guerra contra una población indefensa, o Berni en Manifestación, la lucha de los obreros en el 30.

¿Cómo cambió tu mirada de la sociedad a partir de hacer radio?

Es mucho más amplia. Por eso insisto en que los talleres me ayudaron a crecer. Digo los talleres porque fueron la piedra fundamental; de allí al conocimiento de más cosas. Hoy me siento realizada, sólo espero tener tiempo y entendimiento para seguir.

Foto: Elsa y Osvaldo en su programa de radio.

¿Por qué seguís cursando talleres de UPAMI? ¿Hasta cuándo?

Porque quiero aprender todas las técnicas posibles, saber por saber. Hago muchas cosas por intuición y quiero conocer las reglas para romperlas, si hace falta. UPAMI es el único lugar donde el profesor termina una clase magistral y se cierra con un aplauso que te llena el alma. Pasó en Historia y más recientemente en Historia del tango. Para más datos, el profesor hasta cantó. Los profesores se salen de un contexto tradicional, rígido. En el taller de Sexualidad en la tercera edad, por ejemplo, la profesora fue aplaudida, así se comportaron los alumnos, con un cerrado aplauso. Eso sólo lo pude encontrar en los talleres de UPAMI. Ese gesto, ese aplauso, te dice algo, ¿no?

 ¿Por qué el programa se llama Bien de abajo?

Porque somos eso, bien de abajo. Y andamos a los tumbos con sangre rebelde, con ansias de sueños para hacer realidad.