ES MUY LINDO LLEGAR A ESTA EDAD FELIZ, CON GANAS DE HACER COSAS

A sus 89 años, Kety lleva una vida intensa: clases de vocalización, yoga, inglés y sesiones de terapia. En tiempos de cuarentena, el whatsapp es su aliado y las videollamadas, su ventana al mundo. Vive en Bariloche, donde ahora la rodea el paisaje blanco, al que le encanta contemplar. 

Para Lucía Enriqueta Mazzeo las primeras nevadas de San Carlos de Bariloche llegan acompañadas de un “silencio especial, maravilloso”. Le encanta contemplar la nieve que inunda de forma paulatina los techos y árboles desde la ventana de su pequeño departamento ubicado en el centro de una de las ciudades turísticas más emblemáticas del país. 

Kety, como prefiere que la nombren, fue maestra en el primer tramo de su vida laboral cuando vivía en la ciudad de Córdoba. Luego postergó su carrera para ser ama de casa y dedicarse al cuidado de su familia, hoy bien numerosa. Con su pareja, de la que enviudó hace tres décadas, tuvo cinco hijos. El álbum se completa con 17 nietos y 6 bisnietos. 

A sus 89 años, Ketty cumple la cuarentena como corresponde, pero el aislamiento no le impide dejar de hacer cosas. Al contrario. Kety no para y el teléfono se volvió un aliado indispensable. “Gracias a Dios me regalaron un aparato nuevo. Más que nada hago videollamadas, las otras cosas como Skype se las dejo a los más jóvenes, ellos saben más”, dice Ketty. 

A través del whatsapp Kety toma clases de vocalización, aprende inglés y practica yoga para ejercitar especialmente sus piernas y la zona de la cadera; en paralelo continúa con las sesiones de terapia y los ratos de ocio se los dedica a sus hijos, nietos y  bisnietos, siempre videollamadas de por medio. 

“Me gusta cantar, siempre me gustó, cuando trabajaba en la escuela era parte de los coros. Con la profesora trabajamos mucho la vocalización. Me encantan las canciones populares, como Merceditas, también Honrar la vida de Eladia Blázquez, porque tienen que ver con mi pasado y me hacen recordar cosas lindas”, explica Kety.

Previo al inicio del aislamiento preventivo, social y obligatorio Kety iba a una pileta del club El Nahuel para realizar ejercicios de estiramiento, pero ahora que no puede aprendió a sortear la barrera con el teléfono. “A la profesora de yoga también la sigo por videollamada. Ella me enseña movimientos y también a respirar. Ahora las piernas mucho no me dan, así que la sigo como puedo, sentada en mi silla, pero la sigo, y me hace bien”, cuenta.

“Tengo una psicóloga que es una chica amorosa; me acompaña hace bastante tiempo. No quise que dejáramos de vernos en cuarentena, así que con ella también hablo y me ayuda a estar mejor”, agrega Kety y describe que su casa está atestada de cuadernos. “En las hojas escribo, hago anotaciones varias, fundamentalmente de los libros que leo. ¡Qué haces con  tantos libros mamá!”, dice Kety que la regaña con simpatía una de sus hijas.

Antes de disculparse porque en unos minutos tiene otra clase de canto y debe cortar la entrevista, Kety quiere dejar un mensaje: “Les digo a los que son como yo que no se dejen ganar por los feos recuerdos, ni se dejen ganar por el pasado. Hay que vivir el hoy, cada uno desde su espiritualidad. Es muy lindo llegar a esta edad feliz, tranquila, con ganas de hacer cosas”.