LA EDAD MUEVE MONTAÑAS
Con el apoyo de las autoridades de la UGL PAMI San Juan, una afiliada de 67 años se sumó a un grupo de profesionales y ascendió los 930 metros del Cerro Panorámico para promover el buen trato hacia las personas mayores.
Organizado por las autoridades de UGL PAMI San Juan, la Sociedad Sanjuanina de Gerontología y Geriatría y la Asociación de Médicos de Cabecera local, el 13 de junio pasado se realizó la primera subida con personas mayores al Cerro Panorámico en el marco del Día Mundial de Toma de Conciencia del Abuso y Maltrato en la Vejez, que se celebra cada 15 de junio. Dora Galaburri, afiliada a PAMI de 67 años y sin experiencia previa en el montañismo, hizo cumbre en los 930 metros. Junto a ella ascendió su pareja, Orlando Porolli, de 70 años, y el guía de montaña y gerontólogo Alejandro Ocampo, quien actualmente realiza una maestría en Gerontología Social. El grupo se completó con el fotógrafo Jorge Amaya y un colaborador, Pablo Luna, quien asistió en la travesía que duró poco más de tres horas.
“Lo que hice demuestra que cualquier persona que tenga ganas, fortaleza, superación, puede hacer algo así. Que nunca es tarde”, dice Galaburri desde San Juan. A su lado, Ocampo enaltece aún más el logro: “En realidad son 1.050 metros”, basándose en la cartografía por sobre la tecnología GPS. De la llegada a la cima quedó como mudo testigo una bandera alusiva al buen trato hacia las personas mayores. En ella se leen preguntas y reflexiones cuyo objetivo es que se difundan en redes sociales. También hay hashtags como #BUENTRATO, #TRATANOSBIEN, #TRATALOSBIEN, #TRATAMEBIEN. La campaña tiene previsto ascensos en las demás cumbres provinciales, en las que se dejarán mensajes similares.
De 38 años, y además profesor de gimnasia y atleta, Ocampo es el iniciador del proyecto gerontológico Cumbres Mayores, con el que apunta a fomentar el buen trato a las personas mayores. En San Juan, según estadísticas provinciales, el 70 por ciento de ellos sufre a diario algún tipo de maltrato verbal, psicológico, físico, de accesibilidad, sanitario o institucional. “Cuando me recibí de gerontólogo con la doctora Mónica Roqué como tutora, mi tesis se basaba en el armado de un club provincial de adultos mayores. Y lo conseguí”, cuenta Ocampo. Su vocación, repetirá durante esta charla, es ayudar a las personas mayores. Es por eso que el próximo paso es hacer los ascensos en cada cerro sanjuanino.
“A medida que ascendíamos conversábamos de temas puntuales de los adultos mayores, como economía, salud, sexualidad, actividad física”, recuerda Ocampo. Por protocolo se permitió la participación de solo dos mayores. Aunque cuando todo vuelva a la normalidad es posible que se sumen más participantes. “Ya me están escribiendo muchos que quieren sumarse para los próximos ascensos. Algunos tienen experiencia y otros no, pero el interés es tremendo”, refiere Ocampo.
Galaburri, que conoció a su actual compañero, Orlando, hace cinco años, cuando jugaban al newcom en el club, cuenta que lloró al hacer cumbre y lloró al descender. Entre mates y charlas, le hubiese gustado quedarse más tiempo para prolongar la experiencia, pero la llegada de la noche y el frío apuró el regreso. Nunca olvidará, dice, “el buen clima generado entre los cinco”. “Fue maravilloso”, resume en otro momento de la charla con Comunidad PAMI. También destaca la posibilidad de “estar en movimiento y disfrutando de la naturaleza”. “Ojalá que lo que viví les sirva a otros para tomar la misma iniciativa. Que entendamos que la edad no es limitante. Que nunca es tarde para hacer algo así”.
“A veces es la misma sociedad y los propios mayores quienes se encargan de generar las limitaciones. Creo firmemente en el adulto mayor como sujeto de derecho, capaz de aportar valores importantes a la sociedad. Desde mi lugar me interesa ser generador de una ciudad amigable para las personas mayores, invitándolos a ser partícipes y protagonistas e intentando que cada política de Estado se base en sus reales necesidades”, dice Ocampo.
El gerontólogo reflexiona sobre su propia experiencia: “Sé que algún día seré un adulto mayor y por eso trabajo para que a mí también se me escuche, se me comprenda, me hagan sentir útil. Quiero trabajar y que no me discriminen por la edad. Quiero que se erradique esa visión o estereotipo de la vejez… Por eso es fundamental contagiar a otros para que se me sumen”, convoca Ocampo.
“Pensar que en la escuela secundaria me llevé Educación Física por contestarle mal al profesor. Nunca me gustaron los deportes. Pero ahora me doy cuenta de su importancia. De cuánta vitalidad genera hacer algo”, agrega Galaburri, tres hijos, siete nietos y desde ahora futuro montañista. Porque esta historia no termina aquí: “Ahora quiero superarme con nuevas cumbres. Si no tenía miedo al intentarlo por primera vez, mirá si voy a tener miedo ahora”.
Entonces, donde cualquiera espera el cartel que diga “Fin”, deberá leerse un “Continuará”.