Hacia una alimentación saludable
La Ley de Etiquetado Frontal de Alimentos es clave para todas las edades, pero para las personas mayores es perfecta porque permite leer con claridad qué se está consumiendo, explica la nutricionista Miryam Gorban. Defensora del buen comer, a sus 88 años también pregona que un antojo no está nada mal porque “si llegamos a esta edad es porque conquistamos esos permisos”.
Incansable luchadora por la buena alimentación, Miryam Gorban, 88 años, pregona la autosuficiencia alimentaria de la población y la Ley de Etiquetado Frontal de Alimentos. Para ella -nutricionista, Doctora Honoris Causa de la Facultad de Medicina de la UBA- es la salud o los negocios.
Usted impulsa el etiquetado en los alimentos.
Las personas mayores no tenemos microscopios para ver de qué están hechas las cosas que compramos en los supermercados. Estamos a una edad en la que perdimos parte de nuestra capacidad visual. Para nosotros tiene que estar bien escrito, claro, grande, de qué se compone determinado alimento. Necesitamos que nos identifiquen los buenos y los malos. La Ley de Etiquetado ya está aprobada en la Cámara de Diputados. Ahora falta la normativa. Si no avanza es por la tremenda presión de la industria. Pero hay que pelearla. Ahora falta que se aplique. Creo que sí, que se va a lograr.
¿Qué nos permitirá una Ley de Etiquetado de alimentos?
Podremos elegir mejor, de verdad. Creemos que tenemos la libertad de elegir pero no es así. Estamos inducidos por la publicidad. No es solo la etiqueta. Es importante que tengamos desde el Ministerio de Salud una orientación hacia una buena alimentación.
¿Por ejemplo?
No se informa que hay que tomar agua en vez de gaseosas. Estamos llenos de propagandas que venden cosas que son malas. Es la cuestión de los entornos saludables. Tenemos que regular la publicidad, dirigida en especial a los niños para que consuman comida chatarra en vez de formarlos como ciudadanos. Se trata de hacer un cambio cultural importante y eso es una lucha permanente. Porque se agudizaron los medios de difusión y se utilizan como no se usaban hace treinta o cuarenta años. La televisión hoy se mete en tu mesa, en tu cama y en tu cocina y te lleva al consumismo. Eso es manipulado por la industria que a través de la publicidad sostiene a los medios. Por eso el papel de los medios de comunicación oficiales es importante para contrarrestar. ¡Me ponen loca esas propagandas que te dicen que serás rubio y de ojos azules si consumís tal cosa!
¿Cómo se evitan los engaños cuando se compra un alimento?
Informándonos. A veces la desinformación es lo peor que nos puede pasar. Por eso hay que actualizarse permanentemente acerca de lo que pasa alrededor de uno. En el caso de las personas mayores, a veces estamos aislados. Hay que conectarse con el mundo exterior. Eso es vital. La radio, el diario y la televisión son las muletas que tenemos las personas mayores para evitar el aislamiento. Si se puede, salir a caminar también es importante. Es cierto que por la pandemia estamos en dificultades, pero si tenemos living, caminemos por el living.
¿Qué otras actividades recomienda?
Sobre todo hacer cosas que no pudimos hacer de jóvenes: este es un momento para hacerlas. Este período puede ser muy bueno para dedicarse, por ejemplo, a la lectura, o elegir cosas que nos agraden, que nos entusiasmen y que nos inyecten optimismo. Escuchemos música.
¿Influye la alimentación en estos momentos de encierro?
Por supuesto que influye. Una de las cosas fundamentales es no dejar de alimentarnos. No hay que saltear las cuatro comidas diarias. Es una forma de mantenernos vivos. La ingesta de una alimentación variada, con abundancia de frutas y verduras, nos dará aportes que no están en las píldoras de las farmacias sino en los alimentos. Cosas que nos ayudarán en cuanto a la constipación y otras cosas propias de nuestra edad. Los remedios son las verduras y frutas. Y comer lo que nos gusta.
¿Chocolates, helados, pizzas? ¿Qué hacemos con esas cosas que nos enseñan que no son alimento pero que nos gustan tanto?
A esta altura del partido no nos harán mal las papas fritas ni el chocolate. Es decir, darnos los gustos, que hay que dárselos en vida. Tampoco pasarnos, pero tenemos que darnos ciertos gustos. Nuestras arterias no se van a endurecer porque comamos más o menos colesterol. Hay que respetar los antojos. Decirle a nuestro entorno que no nos diga qué cosas no podemos comer. Si llegamos a esta edad es porque conquistamos esos permisos.
«Tengo 90 años: ¿qué me va a hacer mal ahora? Si alguien llega diabético a los 90, para qué se va a cuidar tan estrictamente a esta altura del partido. Tenemos que vivir sin prohibiciones, con permitidos. Si llegamos a esta edad es porque nos cuidamos de jóvenes. Darse los gustos de vez en cuando está muy bien» contó Myriam Gorban a Comunidad PAMI
¿Qué rol siente que juega la escuela?
Desaparecieron de las escuelas los bebederos. Los chicos van al kiosco, donde la oferta es la gaseosa y no el agua. Las prácticas empiezan en casa: nadie debería salir sin su botella de agua. Y hay que fomentar la oferta de fruta, yogur, leche. Pero hay que mantener la moderación a toda edad. No hay que prohibir nada. Comamos lo que nos gusta, que para eso estamos. Porque los extremos son el problema.