“APRENDÍ QUE HAY QUE SACAR UN CONEJO DE LA GALERA SIEMPRE”

Artista de larga trayectoria en el teatro argentino, Pepe Cibrián -o Pepito- habla con Comunidad PAMI sobre este difícil año pandémico pero apuesta a la esperanza, como lo demuestra su proyecto actual: está trabajando en su próximo espectáculo que presentará en la calle Corrientes. 

 

“Díganme Pepito. O Pepe. Nunca José”, pide a Comunidad PAMI y dice: “Me siento querido por la gente. Hay una cosa de ternura que me gusta mucho”.

Enseguida, Pepe Cibrián, director teatral y actor, quiere hablar del tema que nos ocupa a todas y todos: la cuarentena por Covid-19. “Primero me sorprendió, pero después me angustió la situación. En las últimas semanas, con lo del velorio de Maradona y las marchas al Congreso me asustó un poco que la gente no se cuide tanto como antes. Por eso les pido que se sigan cuidando. Hay que tener responsabilidad social”, dice. Y dice, también, que entre tanto aislamiento se sintió privilegiado: casa grande, parque inmenso y la compañía de los afectos que viven con él, a quienes refiere como “mi gente”. Y sus queridos perros, claro. No faltaron el zoom, tan habitual en estos tiempos, ni los proyectos laborales.

Ahora trabaja para concretar un musical propio que se llamará Infierno blanco y que se estrenará en una sala de la avenida Corrientes a confirmar, en junio o julio “si Dios quiere. Si hay vacuna”. La música será de Esteban Dansker y, adelanta, “es maravillosa”. 

Infierno blanco se basa en una historia a lo Cibrián: original, emotiva, violenta y romántica a la vez. “Es una atractiva historia de drogas en la que Pablo Escobar es un poroto. En esta historia el protagonista se enamora de otro hombre. Pero más allá del tema de la homosexualidad, lo que me gusta es que también habla de la esperanza. La esperanza que hay en el ser humano y sus posibilidades”, explica Cibrián. “Se me ocurrió pensando en relación a lo que pasa en el mundo de hoy”, agrega. “Nunca me drogué, pero vi gente muy cercana que sí. Y vi los efectos de las drogas”.

Además de este proyecto, Cibrián sigue adelante con las clases particulares a sus alumnos a través de videoconferencias y trabaja en seminarios gratuitos con la Municipalidad de Pilar. En el teatro Lope de Vega de esa ciudad bonaerense en la que vive se estrenará un musical con esos mismos alumnos. “Es algo que me entusiasma”, comenta.

Le entusiasma la posibilidad de que la maquinaria cultural comience a funcionar de nuevo. “Si tengo esperanza es porque ya hay movimiento. Las salas funcionarán a un 50 por ciento de su capacidad y eso es bueno. Lo que no fue bueno es lo que nos pasó. Sé del dolor de la gente, de mis compañeros, de los acomodadores, de todos los componen el mundo del teatro, ante la falta de trabajo”, lamenta.

“Soy polifacético, abierto. Tal vez por eso mantengo la originalidad. O a lo mejor porque vengo de una familia de luchadores. Aprendí que hay que sacar un conejo de la galera siempre”, responde ante la pregunta de su originalidad de ideas. Y dice que hay gente que lucha para emprender, que no para hasta lograr lo que quiere. Entre esa clase de gente se incluye a sí mismo e incluye a José María Muscari: “Fijate que él no para nunca”. Y después: “Hay personas que tenemos una suerte de magia, de convicción. Porque lo cierto es que nadie asegura un éxito. En mi caso, básicamente es tener y actuar con coherencia, con libertad. Yo siempre hice lo que quise sin recurrir a métodos ni favoritismos políticos ni nada. Luché por las mías. Soy un convencido productor y no tengo miedo de mis propias opiniones”.

“Hago uso de mi libertad de ser ciudadano, de expresarme. En mi caso, a través de mi creatividad”, razona. 

Se ríe cuando se habla de que en los buscadores de las últimas noticias se menciona que le apasionan los videojuegos: “Algo tienen que decir los medios”. Y sostiene que tras su breve paso por Cantando por un sueño, este año, entendió que el de la tele no es su mundo. “Definitivamente, no funcionó. Prefiero no estar. Me gusta mucho más trabajar en proyectos para la gente, como el de Pilar. En mis clases. En las cosas que me gustan”.

Tal vez por eso es que opina que al fin de cuentas, y no es un dato menor, el afecto de la gente es lo que importa. “Me siento querido. Me saco selfies, me abrazo, a diferencia de otros a los que no les gusta eso. !Qué tontería! Porque uno lucha por un reconocimiento. Y eso es una forma de dar y recibir ternura y reconocimiento”, dice este este artista que se comprometió con la campaña “No al Viejismo” que PAMI lanzó junto a la Defensoría del Público de Servicios de Comunicación Audiovisual.

La campaña se difundió en el marco del Día Internacional de las Personas Mayores,  con figuras representativas de la cultura nacional que se comprometieron con esta iniciativa que busca reflexionar sobre los prejuicios y estereotipos que circulan en torno a la vejez y resaltar las contribuciones de las personas mayores a la sociedad.

“¿Vos creés que a mi edad no se puede seguir creando?”, se pregunta en el spot y la respuesta está, claro, a lo largo de esta entrevista. 

Campaña #NoAlViejismo